tag:blogger.com,1999:blog-12045980874367204662024-03-13T14:44:09.702-07:00AMIMANIAXAmaliahttp://www.blogger.com/profile/07626987937825747729noreply@blogger.comBlogger74125tag:blogger.com,1999:blog-1204598087436720466.post-12953886821876280082015-03-11T13:55:00.001-07:002015-03-11T14:14:07.239-07:00Cuenta Regresiva<span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Esto de contar de retro es muy romántico, 48h para vernos, para estar ahí, para tocarnos, para calmarnos mutuamente, para volver a poner la cuenta a cero. </span><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Es eso!!! La cuenta a cero, el tanque lleno, el inicio del curso, un borra y va de nuevo.</span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);"><br></span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Algo así sentí una vez. Estaba en misa un domingo, tenía 32 años, y así de pronto escucho que es el Año Santo, el Jubileo, hablamos del año 2000.</span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);"><br></span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Yo estaba hecha un lío esos meses, y escuchar ese borra y va de nuevo fue un alivio. Necesitaba pensar sin culpas, y de un plumazo el Papa borró todo rastro y me dio la libertad de decidir. Al año de eso me divorcié, rompí nuevamente con un destino escrito en papel de oro y arroz.</span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);"><br></span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">El perdón es peligroso. Lo que la culpa atrapa el perdón libera.</span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);"><br></span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">El próximo Año Santo es en 2025, me quedan 10 años de...</span></div>Amaliahttp://www.blogger.com/profile/07626987937825747729noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-1204598087436720466.post-90203816935857256152015-02-25T07:08:00.000-08:002015-02-25T07:08:47.229-08:00Las horas son los sueños de los relojes<div class="p1">
<span class="s1">Solo debo esperar a dormir. En el día mis ojos aspiran los sonidos y por la noche la mente los saborea. Entonces decide lo que no vale la pena y lo que sí y con ellos hace un sueño.</span></div>
<div class="p1">
<span class="s1">Sólo hay una situación en la que no es necesario dormir para que me ocurra lo mismo y es cuando escucho música. Cierta música. Aunque al final imagino que viene a ser lo mismo porque en cuanto entran las notas a los pulmones, me frenan, y lentamente me abren en dos el corazón. De ahí no salen sueños sino un estallido de emoción, unas veces dulce, otras sólo es melancolía, esa sensación de haber sido arrancada de los brazos tibios de no se quién. Y empiezo a soñar despierta. Pero como estoy despierta siento la culpa de perder el tiempo, eso no se siente cuando duermes. </span></div>
<div class="p1">
<span class="s1">Dormidos el tiempo cambia de función, deja de ser ese instrumento valioso y se convierte sólo en atrezo. </span></div>
<div class="p1">
<span class="s1">Hace dos noches desperté a las tres de la madrugada con una de esas sentencias que caracterizan los finales de mis sueños: Un <i>N</i>o es sólo el 70% de un <i>Sí, </i>sigue lo que queda hasta obtenerlo. </span></div>
<div class="p1">
Una barra de descarga con un 70% en azul estaba en mi mente. Pasan los días y aquí seguimos, imagino que al 71% ya.</div>
<div class="p1">
</div>
<div style="-webkit-text-stroke-width: 0px; color: black; font-family: Times; font-size: medium; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; margin: 0px; orphans: auto; text-align: start; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
</div>
<br />
<div class="p1" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; color: black; font-family: Times; font-size: medium; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; margin: 0px; orphans: auto; text-align: start; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<span class="s1">Si el tiempo fuese sólo el decorado de los momentos, nada sería tan largo que duela ni tan fugaz que te deje sin aire. Las horas tendrían distintas longitudes según valga la pena seguir sirviéndose de ellas. </span></div>
<div class="p1" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; color: black; font-family: Times; font-size: medium; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; margin: 0px; orphans: auto; text-align: start; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<span class="s1">Puede que seamos esa única cuerda de la teoría donde nos toca contar los segundos.</span></div>
Amaliahttp://www.blogger.com/profile/07626987937825747729noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-1204598087436720466.post-28396670993094728132014-04-19T15:18:00.000-07:002014-04-19T15:22:55.451-07:00La distancia entre dos puntos.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-m44Z_pG8MpA/U1L1NcgryFI/AAAAAAAABzI/yq_i0IlqDlE/s1600/481007_517434374987952_1255357187_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-m44Z_pG8MpA/U1L1NcgryFI/AAAAAAAABzI/yq_i0IlqDlE/s1600/481007_517434374987952_1255357187_n.jpg" height="210" width="320" /></a></div>
<br />
<br />
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;">Me gusta entrar y sentir el aire y comprender que me estaba esperando, ese aire que huele a gente que no está, a ellos mismos, a lo que usan, a lo que hacen, como si sus actos al consumarse los produjeran.</span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span><br /></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;">Me gusta entrar sabiendo que no hay nadie y que se me espera.</span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span><br /></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;">Cuando paso y cierro estoy en mi castillo invisible, mi escondite con campo magnético.</span></div>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;">Dejo afuera cuántos? 30 años!!!</span></div>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;">Busco mis tesoros y me pongo a jugar.</span></div>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;">Entre mis fantasmas me siento cómoda, no necesito espejos.</span></div>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;">Aquí puedo hacerme daño si quiero, o simplemente morir. Puedo recuperarme y nacer mil veces sin necesidad de cenizas. </span></div>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;">Es como estar bajo el agua. Un tiempo más que un espacio. Y sé que todo esto es sólo una trampa, una trampa que me pone el destino para que vuelva al mismo sitio y poder atajarme. </span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span><br /></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;">El destino no perdona y si se la juegas te persigue, gano si logro esquivarlo lo suficiente hasta igualar el tiempo de caducidad de mi cuerpo con mi deseo de vivir.</span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span><br /></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;">No puedo evitar volver y volver al mismo momento, al momento preciso que supe que había estado sola siempre y que así sería hasta el final.</span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span><br /></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;">Cuando creo que todo va a terminar en mi vida, siempre lleno mi boca con las mismas palabras. Chucha mierda!!! A continuación reacciono como una máquina desprovista de emociones, como si fuese un robot, evalúo la situación, utilizo lo que me vale, descarto lo que estorba. Una economía vital que me salva. Siempre creo que será igual para todo el mundo y luego pienso en por qué las pelis lo cuentan tan diferente, seguro es el romanticismo, algo que no ayuda mucho en las urgencias. Lo único cierto en estas situaciones es el latido sonoro de la sangre y las estrellitas en círculo tras un golpe.</span></div>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;">Cuando entro en mi casa vacía, me siento a salvo, a salvo del destino.</span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span><br /></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;">El destino se escribe en movimiento, eso es lo que creo, pero, qué pasa cuando el movimiento rompe su trayectoria natural? Pasa que todos lo que sucede luego queda atrapado en un trayectoria que tiende a hacia la elipse en busca del punto aquel en el pasado que rompió la línea recta. Creo que todo en la naturaleza usa una economía pura y la línea recta me parece lo más puro para el destino. Mi destino es antieconómico. Soy un gasto en el estado de cuentas. Pero eso me libera de rendir como inversión y me permite ser lo que me de la gana mientras no me pillen. Así he vivido desde los 15 años. Por más de que me he impuesto madurar a conciencia la elipse de mi destino me hace volver a un punto cercano a ese momento y me vuelvo a ver, casi me toco, casi y me impulso apoyándome en mi misma, o en la roca, o es el viento? Es lo que tienen los acantilados: Rocas, mar y viento.</span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span><br /></span></div>
<div class="p1">
<span style="font-size: large;"><span class="s1">Imagino por un momento al destino cual sujeto pensante, un genio que maneja miles de datos, un encargado de un sector dentro de una gran empresa, empleados de las Moiras. El fin de mi destino estaría dentro de algún listado, por año de nacimiento, sexo, región, tiempo esperado de vida, etc. Aún con todo este </span><span class="s2">tipo</span><span class="s1"> de criterios la lista sería inmensa y un asunto “cantado” como una caída de un acantilado llevaría menos atención que un contagio o un suicidio. Y eso es lo que pasó, me caí de un acantilado.</span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span><br /></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span><br /></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;">Ese día debía de ser mi último día, muchas cosas que me pasaron después se explican fácilmente si considera que no debía estar viva más que hasta ese día. Además de que a partir de entonces las palabras de mi madre se me hicieron proféticas a tal punto que durante un tiempo decidí evitar al máximo nuestra comunicación sólo por no hacerla pronunciar profecías que le salían como flores amargas de su boca al verme vivir atropelladamente. Pero ella no entendía que no iba a por algo, yo huía, intentaba alejarme todo lo posible de aquel momento en que en media caída volé.</span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span><br /></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;">Muchas veces he intentado recrear mentalmente ese momento para entender cómo no me maté. Pero lo más largo lo viví mirando hacia la pared o a la roca que apretaba entre mis manos, luego un giro violento y un túnel áspero que me ralló la espalda, un golpe seco en las nalgas y enseguida todo el peso de la roca sobre mi pecho aplastando y vaciando el aire de mis pulmones hasta dejarlos pegados entre si, y ahí la oscuridad con tonos de óxido adornada por un circulo de estrellas. Justo antes de frenarme acababa de pronunciar las peores malas palabras que encuentra mi cabeza en momentos así: Chucha mierda! El “mierda” es la coletilla a la primera que es la verdadera palabrota. Hay muchas palabras más gordas pero esa seguramente fue la primera de la que tuve conciencia que lograba romper los límites de la educación. </span></div>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;">La oscuridad al parecer era porque entré en un hoyo de la pared del acantilado, la roca con su peso me asentó y siguió, ella sí, la línea recta del destino hasta el océano pacífico con sus olas latigueando el borde de la isla.</span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span><br /></span></div>
<span style="font-size: large;"><br /></span>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;">El día en que nací y ese día con quince años forman el eje de mi elipse. A veces prefiero pensar que es más bien una curva helicoidal y que poco a poco aunque no lo parezca a primera vista, sí que me alejo de ese día y del momento en que no seguí el curso lineal de mi destino.</span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><br /></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><br /></span></div>
Amaliahttp://www.blogger.com/profile/07626987937825747729noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-1204598087436720466.post-10396761321929398692012-05-29T12:22:00.001-07:002012-05-30T03:06:36.710-07:00Zippo<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-jTtoGpFhDfM/T8UhzkwwyzI/AAAAAAAABmI/4nGc9HmFe6g/s1600/DSC_9093.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://3.bp.blogspot.com/-jTtoGpFhDfM/T8UhzkwwyzI/AAAAAAAABmI/4nGc9HmFe6g/s320/DSC_9093.jpg" width="216" /></a></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Bien, me explico, estaba yo escribiendo mi segunda historia larga. Llámese larga a una que no acaba de un tirón.</span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">La primera, “He”, me costó y he de confesar que al final la acabé de un tirón al no soportar tanta demora. Tomé un atajo y salí de ella. Pero luego empecé “El camino”. Esa historia me gusta. Y coincidió con que me fui de viaje a “mi pueblo”. Allí una amiga estaba en su segunda quimio y al mes murió. </span></span><br />
<span style="font-size: large;">A ver, uno en el siglo XXI no muere de cáncer sin luchar y menos con 45 años. Ella estuvo bien cuando llegué, luego ingresó porque se puso mala y en dos semanas murió. </span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Hablamos del mes de mayo, cuando ella supo del cáncer en enero. Algo no cuadra.</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Se supone que el luto emocional dura tres meses y eso me da la libertad para decir chorradas. </span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Eterno rima con fraterno. </span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Un amigo no se va, incluso si terminas la amistad, recuerdas todo hasta ese instante.</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">No me asusta la muerte. Estuve con mi abuelo mientras unos sujetos le inyectaban formol y hablaban del partido de football. Vestí y maquillé a mi primera suegra. He presenciado un sin número de funerales de pilotos en los que sólo se pusieron cenizas en el ataúd. </span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">De algún modo todos murieron haciendo lo que quisieron. Mi amiga también, era madre, cuidaba de los suyos, pero ella no quería morir aunque tenía asumida la posibilidad.</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Todos sabemos que cualquier día nos puede atropellar un tren pero nunca sucede.</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Cada cual cree tener claro su papel aquí, mientras uno está vivo necesita tener claro su papel. Unos ya están jubilados, cuidando nietos, calmos. Otros en la universidad buscando su camino. Hay quienes creen que están luchando por cambiar el mundo. Otros creen que están robando tiempo. Y hay quienes creen que lo que aprovechan todo porque hoy es hoy y mañana quién dirá. Todos, ineludiblemente nos explicamos nuestro papel en este teatro. </span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Muchos creemos tener buenos diálogos, mientras creemos ver a otros que solo pasan el café.</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Se supone que yo soy feliz, soy una gata casera, me quieren mucho. Mi nombre significa “abeja del hogar” </span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Veo a Zippo, mi nuevo perico, un agaporni celeste. Ese que llegó ayer a casa tras la muerte inexplicable y violenta de los canarios. Nadie sabe lo de nadie.</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Zippo, en cuanto no me ve, comienza a roer los barrotes de su Alcatraz particular. El lo controla todo, calcula cuánto tiempo le tomará huir de la jaula a la galería. Fuera hay hurracas, cuervos, gatos, y ni un anaporni suelto con quien huir y ser feliz.</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Debo ganarme su confianza, hacer que se sienta seguro conmigo, proveerle de todas sus necesidades y hasta de sus caprichos, para que se acostumbre a vivir aquí y además sea feliz.</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>Amaliahttp://www.blogger.com/profile/07626987937825747729noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-1204598087436720466.post-85860598179926238332012-04-30T19:21:00.002-07:002012-08-16T11:21:17.056-07:00El camino (8º)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-mPHm29_hPzk/T59KdvsF51I/AAAAAAAABeM/RAsVy_w6Quc/s1600/DSC_2436.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="213" src="http://3.bp.blogspot.com/-mPHm29_hPzk/T59KdvsF51I/AAAAAAAABeM/RAsVy_w6Quc/s320/DSC_2436.JPG" width="320" /></a></div>
<div class="p1">
<span class="s1"></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Por el camino, mi discípulo no creyente me tentó.</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span>
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Teníamos una hora para pasear en domingo, comer churros recién hechos, y tomar café, él invitaba. </span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span>
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Era imposible resistirme y no tanto a los churros como al estar los dos tomando café un domingo como si fuésemos mayores. </span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Lo hicimos y al terminar nos dirigimos hacia un callejón, ahí él sacó una cajetilla de Celtas Cortos. </span></span></div>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Escondidos, frente a frente para tapar el viento que entraba por el callejón, encendió el pitillo como un experto, le dio una calada y creo que sus pupilas se relajaron y dejaron salir la luz de dentro. Sonrió. </span></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Cuando me tocó a mi lo hice torpemente, lo metí en mi boca, aspiré y un ardor entró por la garganta y salió por los ojos, inmediatamente empecé a toser y a ahogarme, tiré el pitillo al suelo y cuando mi discípulo se lanzó a cogerlo, un pie lo aplastó. Un pie rollizo metido en un zapato negro y cubierto por unas medias tan apretadas que parecían a punto de rasgarse y dejar escapar la grasa de dentro. </span></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Levantamos los ojos y vimos a una mujer vestida de negro cerrado. “La misa ha terminado” -dijo- y se dio media vuelta.</span></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Corrimos como alma que se lleva el diablo, pasamos por en medio del parque y casi saliendo de él mi discípulo que iba atrás mío perdió el equilibrio por el lodo resbaloso y agarrándose de mi camisa y hizo que ambos cayésemos de bruces en el fango. </span></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Llegamos maltrechos a casa, mi abuela nos ordenó meternos con todo y ropa en la ducha, dijo que olíamos a una mezcla de basurero, tierra y colillas de cigarrillo. </span></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Siempre me llamo la atención la habilidad de su nariz que a la postre tuvo que acostumbrarse al olor del Celtas y luego del Fortuna, un aroma que hasta el día de hoy me precede, no así mi fe que se quedó por el camino.</span></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
Amaliahttp://www.blogger.com/profile/07626987937825747729noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-1204598087436720466.post-42990512294058467872012-04-23T11:08:00.002-07:002012-04-24T05:42:51.064-07:00El Camino (7ª)<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-Gur5N59qYXA/T5WahQsf7XI/AAAAAAAABcg/mFDM6wAI1yg/s1600/DSC_8393.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://1.bp.blogspot.com/-Gur5N59qYXA/T5WahQsf7XI/AAAAAAAABcg/mFDM6wAI1yg/s320/DSC_8393.JPG" width="290" /></a></div>
<div class="p1">
<span class="s1"></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Verle tan enlodado me recordó lo poco católico que era, detestaba ir a misa, yo también pero no por el sermón y la comunión, porque yo si que creía, mis padres habían muerto pero estaban en el cielo, y no se habían convertido en energía, ni transformado en un árbol, ellos seguían siendo ellos, y seguían acordándose de mi y de mi abuela, lo que no me gustaba en absoluto era levantarme temprano en domingo. </span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p1">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">A él le encantaba salir de su casa, y si podía usar el pretexto de la misa en domingo, la de la primera hora, a la que íbamos mi abuela y yo, lo usaba. Le dejaban venir porque sabían que iría a misa y que mi abuela lo atendería bien. A mi abuela le encantaba que nos acompañe, nos tomaba a cada uno de una mano y así rezaba todo el tiempo que el sacerdote hablaba.</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p1">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Yo sí que escuchaba el sermón, me gustaba encontrar algún sentido a mi existencia. ¿Por qué estaba viviendo así, con mi abuela? ¿Por qué no morí en el accidente con mis padres? ¿Por qué tenía ahora un hermano? Creía que había un mensaje cifrado en cada sermón y que era mi deber ir encontrando los fragmentos hasta conseguir por fin el sentido completo. Pero él no creía en nada de eso, yo sospechaba que tanto le disgustaba su familia que no quería estar atado a ella más allá de esta vida. Pero sí atendía el sermón porque luego nos poníamos a darle distintas interpretaciones, hasta que encontrábamos algo que ni él ni yo podíamos rebatir y a eso la llamábamos “una verdad” y la anotábamos. Teníamos un montón de verdades con las que debíamos intentar esbozar la imagen de mi rompecabezas personal. Muchas veces él no estaba de acuerdo con alguna de estas verdades pero si no podía rebatirla el tenía una frase para claudicar “Cuando no da más mi razón me someto a la tuya” , pocas veces se lo escuché decir. Yo, sin embargo, si que la usé todas las veces en que no podía darle argumentos lógicos a mi fe ciega. Pero mi fe seguía intacta, creía que todo era cuestión de tiempo, algún día llegaría a acumular una cantidad de misas suficientes para completar mi rompecabezas de verdades.</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p1">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Y ocurrió que, un domingo de mayo en que mi abuela sufría un fuerte resfriado y nosotros teníamos trece años, nos dejó ir solos a misa. Había estado lloviendo y no quería enfriarse, decía que los viejos se mueren siempre de gripe. Iba a preparar un cocido para comer y también haría torrijas. Nos despedimos y nos fuimos.</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>Amaliahttp://www.blogger.com/profile/07626987937825747729noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-1204598087436720466.post-7822859478285903472012-04-16T16:19:00.001-07:002012-04-16T16:28:03.251-07:00El Camino (6º)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-58g_vwQuvLQ/T4yq8MPJkiI/AAAAAAAABaI/5XuXwk5mwGE/s1600/DSC_8261.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://2.bp.blogspot.com/-58g_vwQuvLQ/T4yq8MPJkiI/AAAAAAAABaI/5XuXwk5mwGE/s320/DSC_8261.jpg" width="213" /></a></div>
<br />
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Capítulo 2</span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<ul>
<li class="li1"><span class="s1"><span style="font-size: large;">¿Quieres una Cerveza?¿un vaso de agua? ¿un plátano? </span></span></li>
</ul>
<div class="p2">
<span class="s1"><span style="font-size: large;"> </span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;"> - No, dame una naranja.</span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Mientras iba a por un plato, un cuchillo y una naranja mi pecho estaba explotándome, no quería mostrarme nervioso, ni ansioso por saber dónde había estado ni por qué se había ido de ese modo. Temía que al preguntarle por todas esas cosas terminemos en uno de esos momentos extraños en los que no sabes si abrazar o disimular. De modo que me centré en pelar la naranja. Para que la coma tranquilo. </span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Su voz y sus gestos me hacían pensar que lo que sea que hubiese hecho había sido bueno para él, pero el que esté todo lleno de lodo, como si lo acabaran de sacar de un documental de Nathional Geographic, me mosqueaba.</span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Vi como comía la naranja, lo hacía tan lento que me recordó al modo de comer de Reina Claudia.</span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<ul>
<li class="li1"><span class="s1"><span style="font-size: large;">Comes como Reina Claudia - le dije</span></span></li>
</ul>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Sonrió y siguió disfrutando la naranja, como si no tuviese nada que contarme, como si ya yo lo supiera todo. </span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<ul>
<li class="li1"><span class="s1"><span style="font-size: large;">¿Quieres que te pele otra?</span></span></li>
</ul>
<div class="p2">
<br /></div>
<ul>
<li class="li1"><span class="s1"><span style="font-size: large;">No, ahora si te acepto el plátano.</span></span></li>
</ul>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">El plátano se lo entregué tal cual, como se entregan los plátanos entre amigos. Y debió ser eso lo que me animó a preguntar.</span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">-¿Dónde has estado todos estos meses? ¿llegaste a Santiago? ¿estás ahora en tu casa? ¿por qué no me contaste tus planes? ¿Sabes que me has tenido preocupado?</span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Me di cuenta de que había hecho justo lo que no quería, lanzarle una metralla de preguntas. Ahora no me quedaba más remedio que esperar a que desgrane cada una de sus respuestas, de modo que tomé la fuente de la fruta, la puse sobre la mesa y empecé a comerme las uvas de cuatro en cuatro.</span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Terminó su naranja, dejó el plato en la pila, se lavó las manos y la cara, arrancó un trozo de papel de cocina y fue empapándolo con su humedad. Alzó las cejas mirando el trozo de papel que había quedado color marrón, y dijo:</span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<ul>
<li class="li1"><span class="s1"><span style="font-size: large;">Creo que antes de empezar a contártelo todo he de darme una ducha. Y no, no he ido a casa aún. ¿Me dejas tu baño y me prestas algo de ropa? No quiero aparecer de este modo delante de mis hijos, ni de los tuyos. Pensarán que he escapado de un zulo en el que he estado prisionero todos estos meses, y nada más alejado de la realidad.</span></span></li>
</ul>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Y con un gesto nuevo, una especie de medio sonrisa combinada con el levantamiento de la ceja contraria a la comisura del labio sonreído, caminó hacia el baño de la piscina. Menos mal.</span></span></div>Amaliahttp://www.blogger.com/profile/07626987937825747729noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-1204598087436720466.post-36527388943585218042012-04-08T15:26:00.001-07:002012-04-16T16:28:58.045-07:00El camino (5º)<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-w04D3ZtoVxQ/T4IQePUTYZI/AAAAAAAABYA/B8a7cHgrQU0/s1600/DSC_0003_2.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="214" src="http://3.bp.blogspot.com/-w04D3ZtoVxQ/T4IQePUTYZI/AAAAAAAABYA/B8a7cHgrQU0/s320/DSC_0003_2.JPG" width="320" /></a></div>
<div class="p1">
<span class="s1"></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1" style="font-size: large;">Mi discípulo apareció por la puerta el 28 de diciembre a las diez de la mañana, trajo dos máscaras. Mi abuela había hecho masapanes de almendra y polvorones que yo desayunaba con una taza de leche tibia. Se sentó y empezó a contarnos de dónde había sacado esas máscaras. Una no sabíamos lo qué era, pero asustaba. La otra era un hombre llorando. O un fantasma llorando, no supimos bien. Dijo que las había encontrado en el desván de su abuelo mientras jugaba con sus primas, entre unos baúles llenos de ropa vieja había encontrado ese botín. Como las niñas se habían asustado y echado a correr el pudo esconderlas bajo su camisa y sujetarlas con el cinturón.</span></div>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;"></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1" style="font-size: large;">Mi abuela le preguntó si había desayunado y dijo que no. Le pasó una taza de leche tibia y se llenó de polvorones la boca, tanto que cuando quiso decir que estaban riquísimas se formó una nube a su alrededor. Terminamos de desayunar y le mostré mi Palé, y a la Reina Claudia ante la cual hizo una reverencia. Decidimos salir con las máscaras a la calle y luego de comer Pavo calentado quedarnos toda la tarde jugando el Palé.</span></div>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;"></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1" style="font-size: large;">Jugamos al Palé toda la semana, hacíamos que la Reina Claudia moviese las fichas. Mi abuela estaba más que contenta, por fin tenía ruido en casa. Yo también estaba contento, pero me seguían inquietando dos cuestiones. La primera de ellas era no saber lo que había hecho que él y mi abuela llorasen aquél día. Y la segunda, menos importante pero no menos recurrente era ¿qué fruta comían los padres?</span></div>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;"></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1" style="font-size: large;">Me había imaginado que un padre debía comer plátano, primero por estar más bueno, porque no costaban mucho y porque no tenía pepitas. Un padre tenía que tener ese tipo de razonamiento para decidir sobre la fruta. No me imaginaba a un padre comiendo granadas, con tanta pepita y tan poca comida. O piñas, en general no me lo imaginaba comiendo frutas que manchen o tengan una innecesaria incomodidad, habiendo plátano claro está. También podía comer naranjas, porque se las pasarían peladas y troceadas a la mesa. No me lo imaginaba comiendo uvas, por tener la boca más grande, a menos que se las comiese de cuatro en cuatro y escupiera las pepitas. Pero no sabía como introducir ninguno de esos dos temas de forma casual.</span></div>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;"></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;"></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1" style="font-size: large;">Increíblemente fue Reina Claudia la que me dio la oportunidad de hablar de frutas y padres. Estábamos jugando al Palé cuando mi discípulo me preguntó por qué le habíamos puesto ese nombre, si ella más parecía una chirimoya. Eso me hizo reír a carcajadas y le dije, es verdad, y mi abuela parece un plátano, y el se rió y dijo, es cierto, es buena, suave y con el pelo amarillo, y echamos a reír los dos. Luego él siguió sólo, a su hermana la comparó con una piña, redonda y con espinas, a su madre con un pepino, siempre poniendo verde a su padre. Y ahí dije yo:</span></div>
<ul>
<li class="li2"><span class="s1" style="font-size: large;">y tu padre ¿qué fruta come?</span></li>
</ul>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;"></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;"></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1" style="font-size: large;">Realmente no venía a cuento pero o lo preguntaba entonces o nunca. Entonces él se quedó pensando un tiempo largo, parecía que iba a contestar y se lo volvía a pensar hasta que dijo:</span></div>
<ul>
<li class="li2"><span class="s1" style="font-size: large;">Naranjas, si, come naranjas</span></li>
</ul>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;"></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1" style="font-size: large;">Yo sonreí, y estaba seguro de que me habían brillado los ojos.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"><br /></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"><br /></span></div>Amaliahttp://www.blogger.com/profile/07626987937825747729noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-1204598087436720466.post-1226254893829407402012-04-04T14:15:00.003-07:002012-04-04T14:15:48.513-07:00Un ángel<br />
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p1">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-zAZwaxzyY4E/T3y5025BN8I/AAAAAAAABW0/n7ttADRkkrI/s1600/Imagen+076.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://3.bp.blogspot.com/-zAZwaxzyY4E/T3y5025BN8I/AAAAAAAABW0/n7ttADRkkrI/s320/Imagen+076.jpg" width="212" /></a><span class="s1"><span style="font-size: large;">Esta mañana fui corriendo al kiosko a por el periódico, alguien tuvo que escribir sobre ti. No debí de ser la única persona que te vio, que te siguió, que te habló. Y tu te fuiste de largo. Estabas aquí para algo más importante que mi amor, ese que seguro no tiene sentido para un ángel.</span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">En la Castellana, cuando iba a cruzar hacia Goya te vi, estabas justo en la esquina, al principio imaginé que eras extranjero y que seguro irías al Hard Rock. Pensé ¿cuándo en tu vida vas a volver a ver a un hombre tan perfecto? Parecías perdido. Me acerqué y te hablé en inglés, tu me miraste unos segundos como quien ve lo que quiere hacer un gato en el capó de un coche, si, yo quería tu calor. No sé si lo entendiste y pasaste de eso con tu sonrisa o si ni siquiera supiste que te deseaba, da igual, seguiste de largo.</span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Perdí la poca vergüenza que me quedaba y me puse a tu lado, me di cuenta de tus piernas por tus largas zancadas y de que no usabas calzoncillos por ese movimiento bajo el suelto pantalón. Tu seguías buscando algo, sin prisa pero sin pausa. </span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Te tomé de la mano, eras tibio, eso era perfecto. Imaginaba mis pies buscando tu calor bajo las sábanas. Tenías poco bello o ninguno, eso te lo podía perdonar, lo compensaban de sobra tus anchas espaldas. Como no te soltaste de mi mano me agarré a tu cintura, tu cadera me llegaba a la costilla flotante. No podía evitar imaginarme a horcajadas sobre ti. Decidí poner tu brazo en mi pecho, así al caminar tu mano me rozaba. </span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">No se por qué no parabas tu andar ¿dónde ibas tan directamente distraído? </span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Ni me di cuenta de cuánto habíamos caminado hasta que llegamos al lago en el retiro, saltaste el muro que nos separaba del lago y te sumergiste en él. Me dio asco y me fui.</span></span></div>Amaliahttp://www.blogger.com/profile/07626987937825747729noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-1204598087436720466.post-84007162498206129132012-04-01T16:07:00.002-07:002012-04-01T16:20:40.232-07:00El Camino (4ª)<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-WOkP5LeuvNM/T3jfn9mBfzI/AAAAAAAABV4/__9wFHoOi90/s1600/DSC_2021.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://2.bp.blogspot.com/-WOkP5LeuvNM/T3jfn9mBfzI/AAAAAAAABV4/__9wFHoOi90/s320/DSC_2021.JPG" width="213" /></a></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">De modo que ante la pregunta de mi discípulo yo respondí feliz que no comeríamos ni cerdo ni pescado, que comeríamos pavo, como lo hacían los americanos. El sonrió, le brillaron los ojos, y a continuación empezó a quejarse de su suerte. </span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Resulta que odiaba el pescado, de cualquier tipo, pero si había una forma de hacerlo más insoportable a su paladar era al horno. A a su hermana le gustaba tanto el pescado que lo pedía con cualquier pretexto. Su madre no comía carne porque era vegetariana. Y su padre casi nunca comía en casa de modo que no sabía realmente qué cosas le gustaban y qué no. </span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Esa Navidad irían a casa de su abuelo que vivía sólo y que solía estar más dormido que despierto a causa de una enfermedad que no atinó a explicarme, no era demencia lo aclaró, pero era algo en el cerebro, estaba en silla de ruedas y de muy mal genio. Estarían también sus tíos y primas, no tenía ni un solo primo. Eso le servía de explicación para entender el por qué sus tíos no sabían nunca darle un regalo apropiado, y tampoco sus padres porque según su modo de ver los hechos, aprendieron a ser padres con su primera hija, es decir, su hermana, y no aprendieron a ser padres para él por creer que ya lo sabían. </span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">A él no le gustaba el deporte porque era un poco lento para correr, no se sentía cómodo en grupo cuando había movimientos violentos de por medio, le gustaba caminar, conversar, y recortar noticias raras, o al menos eso hacíamos con el periódico de casa cuando iba por la tarde. Adoraba el sánduche de pollo y el pepito de ternera, la tortilla de patatas y por supuesto el plátano, las uvas y las naranjas. No soportaba a las niñas y de entre ellas la peor era su hermana, una niña alta y mandona. Le gustaban los libros, las libretas de notas, y sobretodo los lápices. Era muy bueno para las matemáticas, tenía una letra envidiable, no le gustaba hablar delante de los profesores pero no se callaba. Todo eso lo sabía yo y sólo habíamos sido amigos tres meses. </span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Nos despedimos deseándonos una feliz Navidad con un abrazo, yo le di unas palmadas en la espalda como vi hacer al frutero al saludar con un amigo el día que fui a por uvas. Me gustó esa imagen y no desperdicié la oportunidad de repetirla y sentirme un hombre mayor. Él me devolvió las palmadas emocionado y me dijo que vendría a jugar esos días de vacaciones a lo que yo asentí. Se lo comenté a mi abuela y enseguida ella separó una bandeja para guardarle un poco de todo.</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">La noche buena fue espectacular, mi abuela sacó la pavita y la puso en medio de la mesa, había puré de patatas, judías verdes fritas en mantequilla, y me dejó brindar con dos dedos de sidra que me sirvió en una copa. Antes de empezar a comer me tomó de la mano y cerró los ojos, agradeció a Dios por esa cena tan americana que habíamos podido tener, pidió por mi discípulo, para que no le sepa tan mal el pescado y que vuelva con bien a visitarnos que nosotros le teníamos pavo. Mi abuela era muy graciosa y decía que tomar las cosas con humor nunca era una falta de respeto ni con Dios. Luego pidió por el alma de mis padres como lo hacía cada noche, y eso siempre fue un misterio para mí, del que no podía hacer preguntas para no ponerla triste.</span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Al día siguiente me levanté temprano, toda la casa olía a chocolate y a churros, corrí al nacimiento y ahí estaba mi regalo, yo había dejado escondido un regalo que tenía para mi abuela y del que ella no sospechaba nada. Cuando me escuchó salió de la cocina y fue hacia el nacimiento, estaba tan o más emocionada que yo mismo. Abrí la caja y pegue un grito, era el Palé. Inmediatamente rebusqué entre el castillo de Herodes y el inicio de la selva y saqué una caja envuelta en papel verde y se lo di. Ella se quedó mirando la caja un momento contemplando el papel, luego lo cogió y lo abrió muy despacio. Acercó la nariz a la caja y la olió, la sopesó y me preguntó:</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">-Es una piedra?</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Yo me eché a reír gritando que no, volvió a sacudirla.</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">-Ábrela ya! - le rogué</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Cuando por fin la abrió sus ojos brillaron, supe que le había gustado antes de oírla gritar</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">-Una tortuga!!!</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Ese día estuvimos eligiendo el nombre apropiado, yo quería que, dado que era su tortuga, sea ella quien la bautice, pero los nombres que decía me parecía que no le hacían justicia a la pobre. </span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<ul>
<li class="li1"><span class="s1"><span style="font-size: large;">Y si le ponemos Claudia? ¿Podrías pintarle un lazo rosa en el caparazón?¿seguro que come de todo? ¿cómo sabes que es hembra? ¿crees que se sentirá bien atrapada en esa caja? </span></span></li>
</ul>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Mi abuela nunca había tenido una mascota. Según me había contado, en su época no había tiempo para esas cosas, y mi madre, al igual que mi abuelo, había sido alérgica a tantas cosas que nunca se arriesgó a meter nada en casa. Cuando se quedó viuda al poco tiempo llegué yo y ya no le hizo falta nada más.</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Yo nunca le había pedido una mascota, ya tenía bastante con tener que hacer la compra e ir al colegio, limpiar mi habitación y cuidar que no se haga daño cuando se ponía en plan creativo. </span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Empezaba a media noche a mover los muebles de la sala, o la cama de su habitación, decía que había que mover los muebles cuando cambiaba el sol.</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;">En verano separaba la cama de las ventanas para que las sábanas no se calienten, ponía el sofá y las butacas del salón pegados a la pared dejando libre todo el lado del frente, según ella para que circule el aire por la noche. Además nos tirábamos al suelo frío a ver la televisión hasta muy tarde. Como yo no tenía colegio hacíamos de casa el centro vacacional.</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Cuando empezaba el colegio volvía a moverlo todo, decía que había que tener una mesa dónde hacer los deberes en el salón, en el comedor, en la cocina, en su dormitorio y en mi dormitorio. Así siempre podía moverme, el deber de matemáticas en el comedor, el de historia en su habitación, el de lengua en el salón, el de música en el mío. Ella decía que de ese modo no me aburriría al hacer las tareas. Me hacía gracia la idea aunque nunca usé todas las mesas en un mismo día como ella pretendía.</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">En Invierno, luego de guardar todos los adornos de Navidad, ponía los muebles más cerca de la ventana para que se pongan calentitos por la tarde. Para que se bañen de sol decía. </span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Y en primavera lo llenaba todo de tomates en maceta. Por lo que era la época más incómoda de circular por el piso.</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Yo había cumplido los doce ese año y sentía que me estaba haciendo un hombre, ni bien terminase el bachillerato quería emprender un viaje por el mundo, vivir un tiempo en París. Mi abuela se quedaría muy sola por lo que pensé en darle una mascota con quien pueda charlar, comer y ver Bonanza en el sofá. Averigüé el tiempo de vida de los animales y la tortuga era la mejor opción de entre los más longevos. Las otras eran un erizo rojo, una ballena boreal, una almeja o un águila real. Los demás animales morían alrededor de los veinte años y a mi abuela le quedaban muchos más. </span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Elegido el animal me tocaba encontrar el modo de conseguirlo y en eso me ayudó el carnicero, me ofreció que la próxima tortuga que encuentre en una de sus excursiones al río sería para mi. No hizo falta esperar tanto, a su hijo le mordió la que tenía y su mujer quiso deshacerse de ella. La tuve justo para las fiestas.</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Al final del día seguía llamándose Claudia. Reina Claudia, atiné a completar.</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>Amaliahttp://www.blogger.com/profile/07626987937825747729noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-1204598087436720466.post-12442364929834344052012-03-25T14:01:00.001-07:002012-03-25T14:01:51.402-07:00El Camino (3ª)<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-uQeLAjzU2PQ/T2-HjlC625I/AAAAAAAABVE/l5woqRjky-w/s1600/IMG_1227.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://1.bp.blogspot.com/-uQeLAjzU2PQ/T2-HjlC625I/AAAAAAAABVE/l5woqRjky-w/s320/IMG_1227.jpg" width="240" /></a></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Al día siguiente, en la escuela, mi amigo no se puso a medir los centímetros limítrofes que mi codo violaba, eso evitó que mi pierna se moviera y que sus útiles cayeran al suelo. Tenía curiosidad por lo que había pasado con mi abuela, no sabía si el llanto de ella era compasivo o el compasivo era él. Lo busqué en el recreo para preguntarle pero cuando estábamos juntos no me animé porque habría tenido que contarle que los vi y eso me incomodaba. Pero ya era tarde para irme de su lado, de modo que caminamos como dos solitarios por las líneas que las grietas del cemento dibujaban en el patio. Al almuerzo, vino a mi mesa y me miró y yo me hice a un lado dejándole sitio. Mis amigos me miraron inquietos, pero yo lancé una pregunta al grupo e inmediatamente olvidaron al intruso. </span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">-¿A quién le guste la piña? </span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Todos se miraron negando con la cabeza, mientras más lo negaban más parecía que fuese malo decir que les gustaba, es más, creo que a alguno si que le gustaba, pude verle en los ojos esa luz que destella cuando escuchas algo que te gusta, y fue el último en decir que no, que era asquerosa.</span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">-¿A quién le gusta el Plátano?</span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Todos a coro dijeron “A mí”</span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">-¿Quién me puede explicar por qué lo que sería un kilo de plátanos cuesta la mitad de lo que sería medio kilo de piña?</span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Ese momento me di cuenta de que yo era el único que hacía la compra en la frutería, todos estaban sorprendidos pero ninguno habría podido decir el precio de un plátano por mucho que les gustara.</span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Entonces, el nuevo del grupo habló.</span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<ul>
<li class="li1"><span class="s1"><span style="font-size: large;">Porque las madres comen piñas, por eso son más caras.</span></span></li>
</ul>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Y todos asintieron con la cabeza. Yo me quedé sorprendido. Eso no me había dicho el frutero. No depende sólo de la oferta sino de quién lo demande. Si lo demanda quien decide entonces puede costar más. Yo no sabía mucho de madres pero si bastante de abuelas. Las abuelas no comen piña, ni caquis, ni granadas, ellas comen plátanos y uvas, y naranjas. Me sentí afortunado de no tener que comer a gusto de madre. Y entonces tuve otra curiosidad ¿Qué comen los padres? pero no me atreví a preguntar. No me gustaba hablar de padres en general, porque a mi no me afectaba el no tenerlos pero si notaba que al resto les ponía en una situación incómoda, de esas que provocan miraditas. Además, yo en esos temas no tenía argumentos, me sentía perdido. </span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Al terminar el día fui a casa con mi nueva sombra, esa que caminaba por las hendiduras de las baldosas de la acera. Al llegar a mi portal se detuvo, y esperó a que abra, luego me dijo adiós sin esperar mi respuesta, yo la demoré porque no estaba seguro si el responderle me ataría a él de por vida. De hecho fue así. Desde ese día hasta terminar el bachillerato fuimos y volvimos juntos del colegio.</span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">No fue tan incómodo como yo había pensado, no hablaba demasiado y si lo hacía solía tener fundamento. Le gustaba escuchar mis dudas sobre las cosas cotidianas, siempre tenía respuestas originales y lo decía un modo tal que sonaba al dictamen de un juez.</span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br />
Había pasado un par de meses desde que mi sombra ya se consideraba mi amigo, y yo lo había empezado a considerar un discípulo. Realmente era más inteligente que todos mis amigos y era el único que hacía replantearme mis conjeturas.</span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Se acercaban las vacaciones de Navidad y todos empezaban a pensar en la comida, la fiesta, los encuentros con primos lejanos y cercanos, los tíos favoritos y por supuesto en los regalos. Yo sólo recibiría uno, el de mi abuela y no vendría nadie a cenar con nosotros. Percibía que a mi discípulo tampoco le hacía mucha ilusión la Navidad pero no me atrevía a preguntarle el por qué, por miedo a que me devuelva la pregunta, y que eso nos meta en un tema incómodo. Me sorprendió que fuese él, quien introdujera el tema, preguntándome si comeríamos cerdo o pescado. </span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Yo había estado todas las semanas de diciembre pidiéndole a mi abuela que cenemos Pavo en noche buena, y pavo calentado en Navidad, como lo hacían en las películas americanas. Le ofrecí poner el nacimiento con todas las figuras y como ella no se pronunció yo aproveché para poder chantajearla. Así, esa navidad de mis doce años tuvimos un nacimiento parecido al del ayuntamiento. Como el espacio era el límite yo crecí hacia arriba, monté cajas grandes sobre cajas más grandes y así iba ganando terrazas. El nacimiento tuvo el belén, el desierto, el castillo de Herodes, el camino de los reyes magos que vertebraba todo, la selva que estaba pegada casi a la pared y para la que pinté unos tigres que se asomaban entre la yerba. Lo hice tan grande que no pudimos ponerle luces a todo porque no alcanzaba el cable. Esas semanas los atardeceres de la ventana morían en el desierto. Mi abuela quedó tan encantada que cedió y fui triunfante a la pollería a encargar el pavo. Al final fue una pavita porque éramos sólo dos, pero como nuestra mesa de comedor también era pequeña en proporción era igual que un gran pavo americano.</span></span></div>Amaliahttp://www.blogger.com/profile/07626987937825747729noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-1204598087436720466.post-16427403901918920402012-03-18T16:56:00.001-07:002012-03-18T17:00:31.325-07:00El Camino (2ª)<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-Z48A7yhJM60/T2Z1ye3IK5I/AAAAAAAABTI/T-u6xzPhIq0/s1600/DSC_3636.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="213" src="http://2.bp.blogspot.com/-Z48A7yhJM60/T2Z1ye3IK5I/AAAAAAAABTI/T-u6xzPhIq0/s320/DSC_3636.JPG" width="320" /></a></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Me sorprendió el alivio que sentí al encajar estos hechos de este modo. Sabía que usaría su método y disciplina para encontrarse, que lo armaría todo de una nueva manera y que contaría de nuevo con su querida amistad. Y entonces me di cuenta de que ese niño insoportable del sexto curso de escuela se había convertido en mi hermano.</span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">No tuve hermanos, fui criado por mi abuela cuando murieron mis padres de quienes casi no guardo recuerdos reales. Mi abuela me dio sus recuerdos, y eran muchos más de los que mi memoria habría podido albergar como hijo de ellos. Era una mujer fuerte en dulzura y grande en generosidad que creía que yo necesitaba más gente que sea parte de mi vida, y fomentó la amistad con ese chico nervioso que me había tocado en la lotería de los puestos de la clase.</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Yo nunca sentí que me faltara algo, y menos un hermano, es más, agradecía no haberlo tenido cada que debía que soportar la relación forzosa de mi compañero de pupitre. </span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Cuando él delimitaba en la mesa los centímetros cuadrados que tenía que ocupar cada uno, me ponía de los nervios, y movía mi pierna haciéndola chocar con una pata, eso la sacudía toda y hacía caer los lapiceros y el sacapuntas ordenados juntos por encima de su libreta, las puntas se rompían y él se levantaba con su sacapuntas que también había caído y encima del basurero se quedaba un buen rato, ese tiempo aprovechaba yo para respirar, estirarme, sacudirme y así poder a aguantarlo otra hora más. A veces del sacapuntas se rompía ese trozo de plástico que une la estructura del orificio de entrada y evita que la cuchilla se mueva con la presión del lápiz, entonces el volvía y lo guardaba todo en su cartera. </span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Por la tarde iba a mi casa, no le daba pereza caminar las cinco manzanas que nos separaban, subía al tercero b de mi edificio a que mi abuela le abra, le de leche con magdalenas y me obligue a pasar la tarde con él. No le contaba nada del sacapuntas, ni de los constantes movimientos de mi pierna que estropeaban su caligrafía, no hacía falta, cualquier castigo era menor que tener que jugar con él para alegría de mi abuela.</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Como él era un buen estudiante y yo no tanto, de alguna manera, creo que por ósmosis, mis notas mejoraron. La profesora y mi abuela estaban tan contentas con la buena influencia de mi nuevo “amigo” que mi sitio en el aula se consolidó muy a mi pesar. </span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Llegué a urdir un plan para romper con esta situación, pero era demasiado complicado, por lo que decidí enfrentar a mi abuela con la realidad. Esta decisión la tomé luego de una charla en la frutería, le había preguntado al dependiente el por qué unas frutas costaban más que otras no viendo yo una diferencia lógica de sabor, así, para mí, el plátano debía ser muchísimo más caro que la piña a la cual no le encontraba la gracia. Otro ejemplo, la uva, definitivamente debía ser más cara que el caqui. El dependiente me dijo que no se fijaba el precio por el sabor sino por la oferta, si hay poco es más caro que si hay mucho, da igual si es más o menos sabrosa. Ahí me di cuenta de lo que le pasaba a mi abuela con el chico este, para ella él era un bien escaso y daba igual que sea desagradable para mí. De modo que decidí explicarle esta teoría a mi abuela y prometerle traer a muchos chicos de mi clase cada semana para que se quede tranquila y deje de recibirle con mis magdalenas y mi leche. </span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Llegué a casa esa tarde con la compra en una mano y las llaves en la otra, entré por la cocina, saqué la fruta y la puse expuesta en el frutero para que se vea la variedad, y así la pueda usarlas para mi explicación. Me lavé las manos con ese jabón con olor a jazmín que ella dejaba en el fregadero para que huela que la he obedecido. Sequé mis manos con ese rizo que siempre se alzaba en mitad de mi mollera y así, lamido, caminando que no marchando, busqué a mi abuela. La encontré en su habitación, mostrándole fotos a mi “Amigo”. Iba a entrar de sopetón y sacarle de ahí, me parecía una invasión que requería entrar en armas, pero entonces vi que estaban llorando y me agazapé entre las batas que colgaban del gancho de la entrada.</span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Se notaba que ya habían hablado de lo gordo del asunto, estaban en la etapa de consolación. Preferí no ver ni oír nada y me fui al salón, encendí la televisión para que sepan que había llegado, se sequen, se acomoden y de ser posible se despidan. Estaban dando Tarzán.</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Sorprendentemente, fue así, al escuchar los ruidos del salón, salieron, se despidieron y mi abuela vino al sofá y se puso a ver Tarzán conmigo. Me trajo magdalenas con leche y me besó justo en el sitio donde habita el rizo rebelde. </span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Casi abrazados, la sentía suspirar. Hice un esfuerzo por ver el reflejo de su rostro en la pantalla y constaté que no estaba viendo el programa, su mirada se escapaba hacia el atardecer, ese que se veía encima del cuarto piso del edificio de enfrente, y que secaba las sábanas de aquellos vecinos.</span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>Amaliahttp://www.blogger.com/profile/07626987937825747729noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-1204598087436720466.post-71393164146486731172012-03-12T15:08:00.001-07:002012-03-12T15:39:29.368-07:00El Camino (1ª)<a href="http://4.bp.blogspot.com/-HvhOuYpznmI/T15z07ZmrII/AAAAAAAABSg/hCiNgLIrQJE/s1600/DSC_1498.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; display: inline !important; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" height="213" src="http://4.bp.blogspot.com/-HvhOuYpznmI/T15z07ZmrII/AAAAAAAABSg/hCiNgLIrQJE/s320/DSC_1498.JPG" width="320" /></a><br />
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Llegó de su viaje con otra cara, entre alelada de tanta felicidad e incrédula de lo que sus propios ojos habían visto. Su mochila venía rota, sucia y menos llena de lo que sin duda se había ido.</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Mi amigo tiene cerca de cincuenta años, los diez últimos ha sido francamente infeliz. Pero uno no deja de ser lo que es a pesar de la tristeza, y él ha sido, es y será un perfeccionista. Y esto no lo digo como un atributo negativo, nada más alejado de eso. Para mí es un sujeto admirable. Su deseo de perfección lo salva de ser aburrido.</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Sus diez años de desgracia a los que me refiero empezaron con su matrimonio fracasado, ahí es cuando su perfecta vida termina irremediablemente, cuando deja de ser el perfectísimo marido de, el perfectísimo padre de, y se convierte en una visita molesta en su propia casa. No llegó a divorciarse, creo que él era incapaz de certificar su imperfección. Lo que hizo fue alejarse metódicamente.</span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Empezó saliendo de casa más temprano y llegando más tarde, eso remontó su negocio de una forma impresionante. Pero los fines de semana eran un problema. La tensión del sábado y el domingo le provocaron un ataque de ansiedad que le llevó al psiquiatra. Negado como es para aceptar que en una cápsula se encuentra la cura de una molestia, y creyendo firmemente que a él le provoca somnolencia incluso una aspirina, atendió más el objetivo del remedio que su dosificación y encontró otra vía para conseguirlo. Se convirtió en senderista. Esto hizo efecto rápidamente, y no volvió a tener otro ataque en su vida.</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Lo acompañé al principio de sus pequeñas excursiones, ambos vivimos en la Sierra de Madrid. Mi único accesorio para tales fines fue un par de botas de montaña. Él, en cambio, adquirió una serie de implementos que volvían el paseo en algo parecido a la lectura de instrucciones del uso de la bicicleta. Iba desgranando los pasos, que si la postura de la cadera, que si la tela adecuada para los calzoncillos, incluso se metía con la cantidad de agua que debía beber y cada cuánto tiempo. Yo hacía como si eso me interesaba, porque sabía lo importante que era para él hacerlo bien. Y así se convirtió en menos de un año en un experto. Dejé de acompañarle cuando encontró un grupo que organizaba este tipo de salidas por los senderos de la sierra y que entendían y compartían su emoción por el atrezo.</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Mi amigo encontró un sitio en el que podía hacer las cosas del modo correcto y verificarlo al final del día. Se fue alejando de sus angustias, de su mujer, de su casa, y de sus amigos. Se fue alejando de lo que para mí era él. Su único nexo con su pasado era la realidad física y su deseo de perfección.</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Además de ser amigos de infancia, éramos vecinos. Nuestras casas compartían calle. La mía estaba en un fondo de saco y la de él al principio de la calle del lado izquierdo. En su chalet el garaje estaba situado a la izquierda, de modo que para aparcarlo en batería tenía que llegar hasta mi casa, girar y volver, así entraba directamente sin tener que efectuar la maniobra dentro de su casa, de ese modo evitaba manchar la bonita baldosa de barro cocido que tapizaba su entrada. Eso era típico de él, casi lo definía. Este detalle consiguió que a pesar de la distancia que crecía entre nuestras historias, no dejemos de saludar una o dos veces al día. </span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Al principio los saludos eran largos, llenos de comentarios sobre sus excursiones, con el tiempo se convirtieron en un simple ademán.</span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Yo me sentía culpable de esto, porque fui quien evitó las charlas sobre su nueva afición con el detalle que sólo él era capaz de contar. Pero, sinceramente, yo no lo veía en lo que él contaba. Me hablaba de lo que le ocurría a un desconocido, ese que vivía ahora en su cuerpo y se emocionaba con las experiencias en la montaña, porque eso era el nuevo término “La Montaña”.</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Y así estaban las cosas cuando dejó de saludar. Dejé de verle cada mañana al pasar por su casa cuando yo iba con los chicos al colegio, dejé de verle cada tarde cuando él avanzaba al fondo de saco para dar la vuelta, simplemente dejé de verle.</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Mi mujer pensaba que podía haber sucedido lo inevitable, que se hubiesen separado. Ella no mantuvo amistad con la mujer de mi amigo, nunca le gustó y ahora no tenía que soportarla. De modo que, dado que su móvil comunicaba permanentemente, sólo podíamos especular. Cuando me cansé de especular llamé a su hermana, pero ella sabía menos que yo, tampoco tenía relación con su cuñada y de su hermano sólo tenía alguna referencia sobre un viaje programado para el verano. </span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Me acerqué al centro de senderismo al que se había afiliado y ahí me dieron más detalles. Me dijeron que había decidido hacer el Camino de Santiago sólo.</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Con lo de “Sólo” entendí que este viaje era un viaje de vuelta, que se había dado cuenta de que ya era hora de volver a recuperar su cuerpo, que su cuerpo lo extrañaba y tenía que ir allá donde sea que creyere que andaba su espíritu para volver completo. Eso quise creer yo, que también lo extrañaba, o que era el único que lo hacía.</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>Amaliahttp://www.blogger.com/profile/07626987937825747729noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-1204598087436720466.post-16575092070120296152012-03-03T12:09:00.002-08:002012-03-03T12:27:15.381-08:00He (Quinta entrega, el final)<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-pfr8a6gYntc/T1J6YJg-65I/AAAAAAAABSU/5zcmKXjkyZ4/s1600/15febrero2009domingo+039.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://3.bp.blogspot.com/-pfr8a6gYntc/T1J6YJg-65I/AAAAAAAABSU/5zcmKXjkyZ4/s320/15febrero2009domingo+039.JPG" width="213" /></a></div>
<div class="p1">
<br /></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">- Padre Miguel, usted es un hombre bueno, inteligente, cuerdo y creyente. Usted dice que Dios existe, que vive en nosotros. Dice, incluso en sus sermones, que lo dejemos entrar en nuestros corazones y que Él está en todas partes. A usted nadie osaría declararlo loco. </span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Mi madre era una mujer hermosa, inteligente, cuerda y creyente. Decía que los demonios existen y que pueden entrar en algunos de nosotros, en los débiles, los que no tenemos ese motor de emociones dentro que nos hacen ese tipo de personas divertidas y atrayentes. Los demonios pueden entrar en las personas calmas, las que no quieren ni pueden con muchas emociones en sus cuerpos. Vasijas vacías nos llamaba mi madre. </span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Pueden entrar y actuar por nosotros. Pero no nos hacen ser buenos, como Dios. Ellos son retorcidos, gozan en el dolor, se crecen con el desconcierto. </span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Mi madre les temía, se sabía vacía y trataba de llenarse de Dios. Me enseñó a cuidarme, me decía que cuando crezca y empiece a pensar en lo que es la vida, en quién soy yo, cuando tome consciencia del mundo, entonces me descubriré a mi misma como soy, una vasija vacía, pero también en ese momento ellos me verán e irán a por mí, así como han ido a por ella. Que sólo fue feliz cuando me tuvo en su vientre, por nueve meses pudo estar tranquila, estaba llena de vida y que por eso me amaba tanto, por haberle enseñado lo que era la felicidad. Yo tenía seis años, pero su instrucción me abríó los ojos desde niña, yo le creí siempre.</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">El día de su muerte yo no había ido a la escuela, mi padre y mi madre discutieron por la mañana. Mi padre se fue de casa muy disgustado pero volvió. Él no recuerda eso, no puede recordarlo, no era él. Entró y obligó a mi madre a tragarse todas las pastillas y le dijo que a su vuelta esperaba verla muerta y luego me miró y se echó a reír. </span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Mi madre me abrazó y me llevó con ella a su cama, me dijo que había llegado el momento de despedirnos. Me abrazó. Yo le pregunté si le dolía y lo negó, dijo que así tenía que ser, que los demonios se quedarían satisfechos y no me harían daño. Que en su momento irían por mi padre y que cuando él muera yo debía huir, alejarme de todos los que me conozcan, porque tras mi padre irían a por mí. Que yo cerraba su juego. </span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Me abrazó muy fuerte para sentirme hasta el último momento, me dijo que nunca olvide que los demonios están en todas partes pero, al final, si podemos evitar que nos posean en vida podremos volveremos a reunir en el cielo. </span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Padre, me van a matar, ya lo sé, no quiero huir, no tengo fuerzas. Prefiero estar aquí, donde no puedo hacer daño a nadie y donde me tienen más a mano, que acaben pronto sería lo mejor. Así, mi alma limpia podrá ir con mi madre. </span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Nunca quise ver a mi padre porque no era él. Y su carta es la prueba de ello, ahí no me habla él, me hablan los demonios que tenía dentro y me advierten que vienen a por mí. Ya estoy aquí, encerrada, si cuento esto a alguien ¿qué puede cambiar?</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Usted mismo ¿acaso me cree? </span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Hector me aborrecerá, con lo racional que es, cómo va a poder entenderme. </span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Pero soy yo quien debería exigir una explicación a todos. </span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">¿Cómo aceptan a Dios sin cuestionar su cordura y sin embargo no pueden aceptar del mismo modo a los demonios?</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Dios les sirve para paliar sus miedos, los demonios en cambio sólo los alimentan, es el miedo el que los hace ciegos y es por esa ceguera que ellos pueden jugar con nosotros. </span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">¡Que jueguen pues!</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Yo creo que hice bien en callar, en ni siquiera intentar advertir de esto a mis hijos, y ellos no me quieren, ni admiran, ni respetan, soy la pobre madre nerviosa, la rara que nunca sale y que le teme a todos los extraños. </span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Puede que eso sea lo mejor, que nunca se enteren de esto, así, su propia ignorancia los protegerá. Además, salieron a su padre, vasijas hermosas y llenas. Ninguno de los tres corre peligro, algún día nos reuniremos en el cielo.</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Miguel se quedó callado, veía una lógica muy clara en lo que María le decía, no encontraba contradicciones en todo su discurso, ni siquiera temor. Había una aceptación de un destino no buscado ni merecido. Incluso había esperanza en el reencuentro en una vida futura. Estaba claro que todo eso era producto de haber crecido en un hogar tan desequilibrado. Ella había encontrado el modo de darle sentido a todo en su historia y está claro que este era el único modo que hacía que todo sea creíble. Se quedó en oración un momento y luego, cuando un enfermero iba con la medicina él aprovechó para ir a por un café. Al subir se topó con Héctor que llegaba en el ascensor y lo llevó a la sala para hablar con él y darle consuelo. No había pasado mucho tiempo cuando se escuchó una carrera de enfermeros y médicos por el pasillo. María había robado unas tijeras al enfermero y se había suicidado. </span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">- Al final, terminó su vida como su madre.- Dijo Miguel.</span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">- No Padre, al final terminó con la mía.- Contestó Hector.</span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>Amaliahttp://www.blogger.com/profile/07626987937825747729noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-1204598087436720466.post-38165405548704147662012-02-26T16:31:00.002-08:002012-02-27T12:20:23.015-08:00HE (cuarta entrega)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-ACBq50IH9HU/T0rOuEfwaoI/AAAAAAAABR0/vyfjrXjZUzk/s1600/15febrero2009domingo+040.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://4.bp.blogspot.com/-ACBq50IH9HU/T0rOuEfwaoI/AAAAAAAABR0/vyfjrXjZUzk/s320/15febrero2009domingo+040.JPG" width="213" /></a></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">IV</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">María estaba sentada en un sillón celeste intenso junto a un sofá amarillo descolorido, un olor a amoníaco salía del baño. El sillón estaba girado hacia la ventana para que su mirada perdida se moviera por el horizonte. </span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Miguel se acercó y se sentó en el filo del sofá. Respiró como quien bebe agua y dijo:</span></span></div>
<ul>
<li class="li3"><span style="font-size: large;"><span class="s2"></span><span class="s1"> María, soy Miguel, he venido porque recibí la carta de tu padre.</span></span></li>
</ul>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">María se giró, lo miró y parecía que todo el tiempo que lo hacía le costaba el oxígeno de sus pulmones. Cuando estaba a punto de ahogarse tomó aire sin abrir la boca y sus ojos que peleaban por mantenerse fijos en los del Padre empezaron a llorar.</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Miguel la abrazó, la apretó queriendo sacarle todo el miedo del cuerpo.</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">- María, he leído la carta y sabes que nos la ha mandado a ambos. No hace falta que me cuentes nada, ni que lo expliques, yo sólo he venido a consolarte, a darte fuerzas y si acaso a ayudarte a comprender a tu padre y lo que le ha llevado a escribir todo eso. Tu sabes que él no estaba bien, la medicación para sobrellevar su estado mental, luego el cáncer, todo eso ha hecho que él arme esa locura como explicación a todo lo que no pudo entender. Tienes que ser fuerte, sobreponerte a esto y volver a tu vida.</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">María se había calmado, se soltó del abrazo y miró al Padre a los ojos, esta vez su mirada ya no estaba cuajada de lágrimas y miedo, había algo parecido a la resignación.</span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<ul>
<li class="li3"><span style="font-size: large;"><span class="s2"></span><span class="s1">Ha leído la carta Padre, pero no ha entendido nada.</span></span></li>
</ul>
<div>
<span style="font-size: large;"><br /></span><br />
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Héctor rebuscaba en el salón, había encontrado a María ahí mismo, con la mirada perdida, y si hubiese tenido la carta en sus manos él la habría visto, ella no se había movido de la entrada, tenía que haberla leído ahí. Recordó que Boss estaba lamiéndole la cara cuando él entró, corrió por todo el piso buscando papeles rotos en el suelo pero no había nada, Boss no era de esos. </span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Entró en la habitación, por si ella hubiese leído la carta ahí pero no había rastro de carta, papel o sobre. Decidió pensar como lo habría hecho María. </span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">La carta no debe haber llegado al buzón porque María no bajaba al buzón sino él. La carta tiene que haber sido certificada, tendría que haber dejado subir al cartero, ella se habría puesto nerviosa y habría cerrado todas las puertas, se habría cerciorado de que era el cartero de siempre o le habría hecho meter la carta por debajo de la puerta, en cualquier caso se habría ido enseguida de la entrada hacia la cocina y la habría leído ahí. Corrió a la cocina pero no había nada, ni siquiera la silla estaba retirada de la mesa para sentarse. La debe haber leído en la entrada, pensó, en la silla de respeto junto al reloj, ahí donde la encontró sentada, pero ahí ya había buscado, incluso debajo de los muebles. </span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Miró el reloj, estaba parado ¿Cuánto tiempo había pasado desde que llevó a María al hospital? Iba a darle cuerda pero se frenó, su vida se había frenado, no le daría cuerda hasta que ella volviera. </span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">¿Qué podía decir esa carta, qué cosas del pasado, quién era su padre y cómo pudo hacerle tanto daño? Héctor se negaba a culpar a María de nada, pero tampoco podía dejar de ser racional. Todo tiene un orden, no lo vemos pero ese orden existe. Y entonces pensó en los pasos que dio él al llegar aquel día, la tomó en sus brazos, la llevó al dormitorio, le puso el pijama y la acostó, al día siguiente la vistió para llevarla a la iglesia ¡El delantal! </span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Fue corriendo al dormitorio y buscó entre su ropa que aún estaba tirada en la descalzadora, ahí, casi fuera del bolsillo estaba la carta.</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">La cogió y salió hacia la entrada con el estómago hecho un puño, se sentó, se puso las gafas y empezó a leerla.</span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><b><i><span style="font-size: large;">Querida María:</span></i></b></span><br />
<span class="s1"><b><i><span style="font-size: large;"><br /></span></i></b></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><b><i><span style="font-size: large;">Te escribo esta carta con la certeza de que no nos volveremos a ver. He rogado al Padre Miguel que te traiga pero tú no has querido. Él no entiende el motivo, yo si. Sé por qué no has venido y eso me hace ver que sigues pensando en que las locuras de tu madre son ciertas y eso me da miedo. </span></i></b></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><b><i><span style="font-size: large;">Las cosas que pasaron cuando tu madre vivía creía que las habrías olvidado, eras muy pequeña, que sólo recordabas las frases que te hacía repetir y que no entendías, pero repetías obedientemente. Yo se que esto que viviste te ha marcado, pero también creo que algo en ti no está bien, nunca lo estuvo. </span></i></b></span><br />
<span class="s1"><b><i><span style="font-size: large;">Las enfermedades mentales se heredan, incluso creo que se contagian, yo mismo puedo servir de ejemplo. Tu madre me enloqueció, me llevó al desequilibrio y sólo estando en este hospital he vuelto a encontrar tranquilidad. Pero tú María, tú tenías cosas muy raras desde niña, esa compenetración con tu madre no era normal. Alimentabas sus ideas delirantes, le seguías el juego aún cuando yo te explicaba que no debías hacerlo. </span></i></b></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><b><i><span style="font-size: large;">He tratado todos estos años de entender lo que pasó ese día, el día en que tu madre murió. María, tu le diste las pastillas, ella no sabía dónde yo las guardaba, las escondía para evitar un suicidio y tú lo sabías, sabías que nunca había que mostrarle a mamá dónde estaban, que eso la mataría. Yo llegué y te encontré feliz, dormida, abrazada a tu madre muerta. </span></i></b></span><br />
<span class="s1"><b><i><span style="font-size: large;">María, estaba fría y muerta, había vomito en la cama, había convulsionado, y tu estabas ahí y dormías feliz. Eso no es normal María.</span></i></b></span><br />
<span class="s1"><b><i><span style="font-size: large;">¿Recuerdas lo que me dijiste cuando entré y te pregunté qué habías hecho? ¿Lo recuerdas María? Yo sí que lo recuerdo, lo tengo grabado en mi memoria. Me dijiste que no habías sido tú, que vino un hombre a entregar la fruta, que no era el de siempre, era uno que traía un demonio dentro, y que ese demonio entró en ti y te hizo darle las pastillas a tu madre y que cuando se aseguró de que estaba muerta hizo que abrieras la ventana y se metió en una paloma que salió volando. Eso fue lo que me dijiste María y yo no pude con ello, me volví loco. </span></i></b></span><br />
<span class="s1"><b><i><span style="font-size: large;">Tardé un año en recuperarme y pensé que seguramente tu madre te dijo todo eso, que ella te convenció de que le digas dónde estaba su medicación, y que luego te dijo lo que quería que pienses.</span></i></b></span><br />
<span class="s1"><b><i><span style="font-size: large;">Agarrarme a eso me dio fuerzas para volver y hacerme cargo de ti. Pero fue muy duro María, porque yo iba descubriendo cómo todos los síntomas de la locura de tu madre anidaban en ti. Unas veces eras buena conmigo, otras te temía. Diez años viví para ti, te cuide, me llenaba la cabeza de trabajo para no pensar, para no volverme loco. Me cansé María, pensé que si seguía contigo pasaría algo muy malo, o tú me harías daño o te lo haría yo y por eso me fui. </span></i></b></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><b><i><span style="font-size: large;">He seguido tu vida, te iba mejor sin mí. Vi tu confirmación, así conocí al Padre Miguel, él me ha ayudado mucho, ha tratado de darme consuelo aunque el pobre no sabe que esto no lo tiene.</span></i></b></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><b><i><span style="font-size: large;">Me convenció de que eras feliz, tu marido y tus hijos te llenaban. Te llenaban María, te llenaban.</span></i></b></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><b><i><span style="font-size: large;">Cuando me dijeron que tenía cáncer y que no tenía ninguna esperanza, te busqué, y al ver que no querías verme me di cuenta de que el Padre Miguel estaba engañado. Tu seguías con tus locuras, esas donde los demonios entran y salen de la gente vacía, esa locura que te hace vivir encerrada y temerosa. </span></i></b></span><br />
<span class="s1"><b><i><span style="font-size: large;">¿Qué pasa María? ¿Por eso no quieres ver a tu padre en su lecho de muerte? </span></i></b></span><br />
<span class="s1"><b><i><span style="font-size: large;">¡Claro que es por eso! No has cambiado nada, si es posible estás aún más loca que tu madre, al menos ella no mató a nadie.</span></i></b></span><br />
<span class="s1"><b><i><span style="font-size: large;">Estoy seguro de que ahora no puedes esconderte de quién eres.</span></i></b></span><br />
<span class="s1"><b><i><span style="font-size: large;">Te escribo esta carta sabiendo que no le hablo a una niña indefensa, sino a alguien que es una amenaza. La escribo con la esperanza de que esa madre que has sido para los tuyos sepa protegerlos de tus demonios.</span></i></b></span><br />
<span class="s1"><b><i><span style="font-size: large;">Tu marido debería saber el peligro que corren sus hijos, él mismo, o cualquiera que tu mente enferma convierta en un portador de demonios y entonces de nuevo no serás tú quien empuje a alguien, quien dé un veneno, no. Tu siempre dirás que un demonio entró en ti, y luego te echaras a dormir una siesta. </span></i></b></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><b><i><span style="font-size: large;">Ahora María ¿Qué harás? ¿Tu marido sabe lo que tienes dentro? Tu madre sí me lo decía, pero tú eres más lista, tú manipulas a los que te rodean para que crean que tus motivos son otros. La débil María. La pobre María huérfana, porque sé que para todos yo estoy muerto. Eso has dicho, y eso es lo que siempre has querido. Pero no María, yo aún estoy vivo y puedo escribir estas cartas. Una para ti y otra para el Padre Miguel, él tiene derecho a saberlo todo. Tu marido también lo tiene pero él no es cosa mía. </span></i></b></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><b><i><span style="font-size: large;">Yo tenía que advertirte, tenía que despertarte, alguien tiene que hacerlo.</span></i></b></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><b><i><span style="font-size: large;">No tengo posibilidades de sobrevivir para ver tu reacción, o la de tu marido si lee esta carta. ¿Qué dirás María? ¿Negarás que los demonios están buscándote?</span></i></b></span><br />
<span class="s1"><b><i><span style="font-size: large;"><br /></span></i></b></span><br />
<span class="s1"><b><i><span style="font-size: large;"><br /></span></i></b></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"><b><i></i></b></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Boss estaba junto al reloj mirando su correa de paseo que colgaba detrás de la puerta del recibidor, Héctor lo vio, había que sacarlo a dar una vuelta antes de que pudiese ir al hospital. </span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span><br />
<span class="s1"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>Amaliahttp://www.blogger.com/profile/07626987937825747729noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-1204598087436720466.post-45135928209313441582012-02-19T17:14:00.002-08:002012-02-19T17:14:24.127-08:00"HE" (Tercera entrega)<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-Db1IoqrANCE/T0GeWUpmbsI/AAAAAAAABRs/rYozx0Dk7-8/s1600/DSC_3610.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://2.bp.blogspot.com/-Db1IoqrANCE/T0GeWUpmbsI/AAAAAAAABRs/rYozx0Dk7-8/s320/DSC_3610.jpg" width="269" /></a></div>
<div class="p1">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"><b><i></i></b></span></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"><b><i><span style="font-size: large;">-III-</span></i></b></span></div>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">El taxi aparcó cerca de la entrada del Hospital de la Paz. Miguel bajó sin prisas. Estaba cansado. No había dormido. Pero lo que realmente le tenía ofuscado era María. </span></span></div>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Encontró a Hector en la sala de espera de la planta psiquiátrica. Habían pasado más de cinco años sin tener noticias de María. LLevaba tres años destinado en África. Sentía que había pasado toda una vida. En cuanto vio a María fue como si todo hubiese sucedido ayer.</span></span></div>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Miguel aún tenía en su memoria la imagen de María, quien con dieciséis años, se le acercó y le dijo: Padre, quiero ser monja. </span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Por entonces él era un joven sacerdote, encargado de la preparación a la confirmación en la parroquia del Perpetuo Socorro. </span></span></div>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Miguel se sorprendió, no tanto por lo que le dijo María, sino porque en todas las reuniones que había tenido, nunca le había escuchado pronunciar una sola palabra. Y no queriendo asustar más, a una chica tan tímida, empezó diciendo que podían hablar de los sentimientos que tenía ella, y que le llevaban a pensar en dedicar su vida al servicio de Dios. </span></span></div>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Hablaron sobre la vocación, y los distintos caminos que podía tomar, pero como ella mostraba una dificultad grande para expresar lo que tenía dentro, él le tranquilizo diciendo que no tenía que resolverlo todo en un día. Y así, tras cada reunión de catequesis, se quedaban charlando por largo rato. </span></span></div>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">María, tras dos años de preparación, y con la confirmación a la vista, había llegado a la conclusión de que no tenía lo que se necesitaba para vivir la vida al servicio de Dios. Le faltaba fortaleza de carácter y seguridad en sus ideas. </span></span></div>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Ella, que pensaba que ese era el refugio ideal, entendió que aquello podría ser peor. Y decidió, que terminado el colegio, no iría a la universidad. Se dedicaría a vivir una vida pacífica en su casa, donde tenía todo bajo control.</span></span></div>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Miguel, en esos dos años conociendo a María, llegó a la conclusión de que era una chica muy frágil. Con un temor que la paralizaba. Tenía miedo de volverse loca. </span></span></div>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Según lo que María contó a Miguel, a lo largo de esos años, su madre había vivido deprimida casi toda su corta vida. Con tan solo treinta y cuatro años, se suicidó. María, que entonces tenía seis años, la encontró en la cama, y pensando que dormía, se acurrucó a su lado hasta que llegó su padre. Fue entonces cuando el horror apareció en su vida. Su padre tenía un carácter muy violento. Y cuando vio a su mujer sin vida, enloqueció. Los gritos hicieron que los vecinos llamaran a la policía, y ésta se lo llevó. </span></span></div>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Al no tener parientes vivos, y cuerdos, María terminó viviendo un año en un centro de acogida. Al año, su padre volvió, y regresaron a su casa. La vida desde entonces fue un rito casi mecánico. Todo estaba programado en un tablón en la cocina. Su padre lo rehacía cada domingo. Sólo entonces María podía verle sonreír. Rellenaba cada recuadro mientras repetía lo que debía ocurrir en ese lapso. </span></span></div>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<ul>
<li class="li4"><span class="s1"><span style="font-size: large;">Desayunaremos a las ocho y luego te llevaré al colegio. Volveré a casa a revisar el correo. Trabajaré en mi despacho y enviaré los proyectos. Tomaré el medicamento e iré a recogerte -contaba María a Miguel, repitiendo la frase de memoria, como quien lo ha oído cientos de veces.</span></span></li>
</ul>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">María vivía con temor el descontrol de su padre. Aunque tenían una situación económica holgada, fruto de las herencias de ambos progenitores, ese supuesto trabajo en sus proyectos, más que calmarle, muchas veces lo aceleraban. </span></span></div>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Solía llegar, a las puertas del colegio, sudoroso y hablando de forma nerviosa. Repetía una palabra en la que parecía haberse quedado atascado. Luego eso le enfadaba. </span></span></div>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Un día, el padre no pudo aguantar más esos atascos, y desapareció. María tenía entonces dieciséis años, y fue cuando Miguel la conoció.</span></span></div>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">El día de la confirmación había llegado. Miguel estaba contento, todo había quedado muy bien. Al salir un hombre se le acercó, y le pidió con urgencia que le confiese. Volvió a entrar en la iglesia, y ahí atendió al hombre, que se presentó como Bruno Parodi, padre de María.</span></span></div>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Miguel guardó silencio un momento, y decidió confesarlo sin hacer preguntas. Bruno tenía un semblante muy afligido, estaba delgado y las manos le temblaban, aunque él se afanaba en sujetarlas entre sí. Parecía estar viviendo una vida ordenada, porque iba limpio y bien vestido. Y aunque se agitaba, él mismo hacía serios esfuerzos por controlarse. Daba la impresión de estar haciendo algún ejercicio mental aprendido, que por cierto, funcionaba.</span></span></div>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Bruno no quería decir nada hasta estar seguro de que todo estaba bajo el secreto de la confesión. Empezó diciendo, que él no mató a su mujer, pero tenía miedo de matar a su hija. Ese miedo le hizo huir de ella. Pero no quería que ella lleve el peso de tener que visitar a su padre loco, en el psiquiátrico, y por eso no le dijo dónde estaría. </span></span></div>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Miguel trataba de llevar la confesión sin que Bruno se altere. Le preguntó si seguía un tratamiento con fármacos, y Bruno le dijo que sí. Pero, que tenía miedo de que su hija vuelva a matar. Miguel se alarmó, y le preguntó si se refería a la muerte de su mujer, Bruno asintió con la cabeza, y luego soltó un sí, con la voz quebrada. Miguel le dijo, que tenía entendido, que su mujer se había suicidado. Bruno negó con la cabeza, y luego dijo: no.</span></span></div>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Miguel no podía comprender qué le había llevado a Bruno a ir a la iglesia, y presenciar la confirmación de su hija, para luego buscarlo a él, y decirle esto, que sin duda sería el delirio de un esquizofrénico certificado.</span></span></div>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Miguel le preguntó si era consciente de que se estaba confesando ante Dios, y que nada de lo que dijese ahí lo sabría nadie más. Pero que la verdad es algo muy distinto de las conjeturas. Decir que su hija mató a su madre era algo muy serio, y a menos que él tenga alguna prueba de que eso fue así, debería pensarse mejor las explicaciones que se da a un hecho, que es en sí mismo, algo incomprensible.</span></span></div>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Bruno se puso pálido, y se levantó del reclinatorio. Miguel salió, y lo vio llorando. </span></span></div>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<ul>
<li class="li4"><span class="s1"><span style="font-size: large;">Acuérdese siempre de mi -le dijo Bruno, mientras le dejaba en la mano un papel con las señas del hospital donde vivía recluido voluntariamente, y se fue.</span></span></li>
</ul>
<div class="p5">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Desde entonces, Miguel visitaba a menudo el centro psiquiátrico, donde Bruno continuaba repitiendo aquella primera confesión, lo hacía en el mismo orden y con las mismas palabras.</span></span></div>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Miguel llegó a entender, que aquella confesión no era realmente una confesión, sino una repetición compulsiva de su mente. Algo dentro de la mente de Bruno, estaba</span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">buscando una salida.</span></span></div>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Cuando Miguel volvió a encontrarse con María, habían pasado unos cuántos años. Él volvía a su antigua parroquia y ella estaba casada y con tres críos. La chica que en su día quería esconderse en unos hábitos, era ahora una madre feliz. O lo fue, hasta el día en que Miguel tuvo que decirle a María que su padre quería verla.</span></span></div>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">No reaccionó bien a la noticia. Ella había hecho de cuenta que su padre había muerto. Miguel le contó que su padre vivía en una institución psiquiátrica, desde que se fue de su casa. Le contó a María el encuentro con él al acabar la confirmación, y todo lo que Bruno le había permitido contar. Todo menos la confesión. Pero Bruno estaba enfermo, un cáncer le estaba ganando la batalla, y eso le había decidido a buscarla.</span></span></div>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">María nunca dijo nada a Miguel. A veces, al acabar la confesión, Miguel le preguntaba si quería ir a verle, incluso se ofrecía a ir con ella. Pero María se persignaba y se iba a sentar al banco, a escuchar la misa. Así siguieron hasta que María dejo de ir.</span></span></div>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Al poco tiempo Miguel volvió a África, pero nunca dejó de visitar a Bruno, en sus breves estancias en Madrid. Bruno aguantó bien la quimioterapia. Vivió mucho más de lo esperado. Un día en que Miguel recibía el correo de Madrid, encontró una carta del sanatorio donde vivía bruno, ahí se enteró de que Bruno había muerto una semana atrás. </span></span></div>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Le contaron que murió tranquilo y que lo único que pidió es que se echaran al correo dos cartas. Una era la que le había llegado a Miguel. La otra era para María. </span></span></div>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Tenía previsto estar en Madrid en dos semanas. Lo primero que iba a hacer al llegar, sería ir a ver a María. Necesitaba saber, si lo que escribió Bruno para él, se lo había escrito también a ella, y temía que María no pudiese con ello. Cuando el padre Enrique, le dio el mensaje de Hector y le contó cómo vio a María, el alma se le fue al piso. </span></span></div>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Debía encontrar esa carta. Y fue lo primero que le pidió a Hector.</span></span></div>
<ul>
<li class="li4"><span class="s1"><span style="font-size: large;">Héctor, creo que se lo que ha provocado esta reacción en tu mujer, no me pidas que te lo explique porque me obliga el secreto de confesión, sólo decirte que no tiene que ver con el presente de María, todo esto viene de muy atrás. ¿El padre de María se puso alguna vez en contacto contigo en estos años?</span></span></li>
</ul>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Hector no sabía siquiera que su padre vivía, y ahora sentía que estaba más perdido que antes. Ese espíritu etéreo que le atribuía a su mujer, esa pena permanente, la melancolía que la hacía más bella ¿tenía un origen real? ¿Aquel silencio, aquella mirada perdida, estaba puesta en coordenadas terrestres? ¿Eso que la robaba tenía nombre y apellido? ¿María, su María, le había mentido todos estos años?</span></span></div>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<ul>
<li class="li4"><span class="s1"><span style="font-size: large;">No Padre, nunca se puso en contacto conmigo.</span></span></li>
</ul>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s1"><span style="font-size: large;"> -¿Habéis recibido una carta hace un par de semanas?</span></span></div>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<ul>
<li class="li4"><span class="s1"><span style="font-size: large;">No lo sé, con todo esto no he revisado el correo.</span></span></li>
</ul>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s1"><span style="font-size: large;"> - Pues ve ahora mismo y trae toda carta extraña que veas, puede estar firmada por Bruno Parodi, ese es el padre de María. Ha estado internado en un centro psiquiátrico desde que María cumplió los dieciséis.</span></span></div>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">- Iré ahora mismo Padre.</span></span></div>
<div class="p3">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s1"><span style="font-size: large;"> - Ve hijo, ve, yo estaré con María.</span></span></div>Amaliahttp://www.blogger.com/profile/07626987937825747729noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-1204598087436720466.post-64303533400509473862012-02-13T01:29:00.000-08:002012-02-13T01:30:17.154-08:00"HE" (Segunda entrega)<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-8p1gICT7pqU/TzjXqn0XtZI/AAAAAAAABRg/uxGEWCLcN6Y/s1600/Litio.png" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="http://2.bp.blogspot.com/-8p1gICT7pqU/TzjXqn0XtZI/AAAAAAAABRg/uxGEWCLcN6Y/s200/Litio.png" width="198" /></a></div>
<div class="p1">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"><b><i></i></b></span></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"><b><i><span style="font-size: large;">-II-</span></i></b></span></div>
<div class="p1">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"><b><i></i></b></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">El Litio pierde un electrón para tener un nivel electrónico exterior completo y así obtener la estructura de electrones de los gases nobles. Ser estable.</span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Todos en la universidad le admiraban. El comentario de los chicos en los pasillos, al salir de su clase, estaba siempre acompañado de una cara alegre. Cuando se abría el período de matrícula, la clase que primero se llenaba era la de Hector. Incluso sus compañeros del claustro le admiraban. Profesor <i>He</i> le llamaban. <i>He</i> no por Hector sino por Helio, un gas noble.</span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">A él le hacía gracia. En el fondo sabía que se había convertido en Helio pero que había sido Litio. Antes. Cuando su vida se movía buscando enlaces. Cuando había esperanza.</span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Un elemento que decidió sacrificar toda una capa. Quedarse con la capa anterior al movimiento. Perder ese electrón y a cambio ser estable. </span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">El movimiento había perdido su atractivo. Sólo la cola de Boss le recordaba lo que había sido. Y cuando le hablaba quedamente, hasta Boss lo olvidaba. Ambos se olvidaban del pasado y se sentaban junto a la ventana. Héctor con un libro en sus manos. Boss mirando el temblor de la pierna de su amo. Cuando el temblor se detenía, Boss le miraba a la cara. Cuando las miradas se cruzaban, Hector aflojaba el libro y encajaba su rostro entre sus manos. Respiraba el aire viciado de sus propias exhalaciones. Recuperaba la calma. No quería pensar en María. No podía dejar de pensarla.</span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Amaneció el Domingo de Resurrección. Vistió a María. Ella se dejaba. La tomó del brazo y se fueron a misa. La sentó en el banco de siempre. Cuando vio entrar al sacerdote en el confesionario, Héctor dejó a María sentada, con su bolso en la falda. Fue a hablar con Miguel, el sacerdote con el que María solía hablar los domingos, cuando los chicos aún eran críos. Cuando todavía comía pollo y paseaban viendo escaparates.</span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Miguel ya no estaba. Ahora estaba Enrique. Un sacerdote joven y alegre. Se acercaron a María pero ella ni se dio cuenta. Seguía con la mirada fija dentro.</span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">A Miguel, lo habían destinado a un poblado en Africa. Volvía a Madrid cada seis meses. Enrique le dijo a Héctor que llegaría en tres semanas. Pero María necesitaba algo pronto. </span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Ese domingo de resurrección María entró en una unidad psiquiátrica, temporalmente. </span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Joaquín hizo todos los papeles y acompañó a Héctor toda la tarde. Le convenció que allí estaría más segura. Al menos no se podría hacer daño.</span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Sus hijos fueron a verle por la tarde. En cuanto llegaron a Madrid. Al principio Héctor pensaba no avisarles hasta que terminase el feriado, nada podían hacer. Pero luego se le ocurrió -Un mismo número de protones y electrones dan la estabilidad al elemento, si ella nos tiene a todos juntos...es lo único que se me ocurre. Lo siento chicos -pero los chicos sabían que su presencia no sumaría nada, fueron por él.</span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Pasaron las tres semanas y Miguel llegó a Madrid. Tenía el recado de llamar con urgencia a Héctor. Cuando leyó el mensaje supo que María se había perdido. También sabía lo que Hector le pediría y le dolía pensar en él. -¿Cómo confortarlo? -pensaba mientras iba en el taxi hasta el sanatorio.</span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">María había sido una niña muy tranquila. Hija única. Sus padres habían sido hijos únicos los dos. Para cuando ella cumplió los dieciocho ya habían muerto ambos. Se quedó sola en el piso de la calle de Modesto Lafuente. Justo arriba del piso que alquilaba Héctor con dos compañeros más, mientras acababa la carrera.</span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Se conocieron en el portal recogiendo el correo del buzón. Hector solía decir a sus amigos que el vivía debajo de un ángel. Se saludaban en el ascensor por la mañana, se volvían a saludar a medio día. De tanto saludarse se enamoraron. Él era un chico muy metódico. Adoraba el orden. Cuando por fin se graduó siendo el número uno de su promoción, fue corriendo donde María y le pidió que se casase con él.</span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">María había terminado el colegio cuando se quedó huérfana. Por fin podía quedarse en casa. Era muy reservada, con todos, menos con Héctor. Con él podía hasta tomar café y charlar sin sentirse presionada. Su voz tan suave le daba confianza. Por eso, cuando le pidió matrimonio, no dudó en darle el sí.</span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Hector sólo tuvo que mudar sus cosas un piso más arriba. </span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Entró enseguida a formar parte del claustro de la universidad. Quería dar clase a primero. Así podría entusiasmar a los chicos y enseñarles el amor por la química. Quitarles la idea de que era una materia árida, y demostrarles el movimiento continuo que la definía.</span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Tuvieron a sus tres hijos casi en seguida. María estuvo embarazada, o con un niño de pecho, por 5 años consecutivos. Nunca se la vio más guapa ni más feliz.</span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Héctor nunca sintió que la timidez de María fuese un problema, todo lo contrario, era parte de su belleza. Él solía quedarse mirándola de lejos, cuando ella hacía sus cosas. La estudiaba, memorizaba sus movimientos. Le parecía tan perfecta. Solía susurrarle a los niños palabras amorosas cuando les ponía el pijama. Al acostarles les cantaba villancicos aunque no fuese navidad. En esa época no lloraba.</span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Los domingos en misa se sentaban en el banco que quedaba cerca del confesionario. Así María podía hablar con el Padre Miguel y mirar de reojo a Hector que se quedaba con los tres. Cuando volvía al banco sonreía y tomaba en sus brazos a Luis, el más pequeño. Victoria se quedaba en los brazos de papá y Joseja de pie en el reclinatorio.</span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">El día que Luis cumplió los tres años cayó en domingo. Victoria había cumplido los cinco hacia un mes y Joseja cumpliría los siete el mes siguiente. Ese día fue el primer día que María lloró al salir del confesionario. Hector le preguntó el motivo pero ella le dijo que era de felicidad. Ni ella se veía feliz, ni Hector convencido. </span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Los días que vinieron después no ayudaron. Joseja estaba entusiasmado con su fiesta de cumpleaños. En su escuela, todos sus amigos tenían una. María no quería tanto barullo. Le gustaba la idea de estar los cinco frente a la tarta en el comedor, cantarle el feliz cumpleaños, soplar las velas y entregar los regalos. Así había sido siempre. Pero Joseja no se conformaba. Al final Hector organizó el cumple en un centro infantil. Invitó a sus compañeros y estuvo toda la tarde conversando con las madres y disculpando a María, que se había quedado con el pequeño Luis, agripado, en casa.</span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">A Luis le dio una fiebre muy alta esa noche y María le dijo a Hector -Nunca mientas con la salud -Héctor tuvo un mal presentimiento. Y él no era hombre de presentimientos. Pero ese día se vio a si mismo mintiendo, el resto de su vida, por ella.</span></span></div>Amaliahttp://www.blogger.com/profile/07626987937825747729noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-1204598087436720466.post-30843098709417582572012-02-06T09:48:00.000-08:002012-02-13T01:29:35.313-08:00En la bodega ("HE" Primera entrega)<a href="http://4.bp.blogspot.com/-RqR12Iw5zFc/TzGduplliUI/AAAAAAAABRQ/fkYCVlff8iA/s1600/imgres-1.jpeg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="234" src="http://4.bp.blogspot.com/-RqR12Iw5zFc/TzGduplliUI/AAAAAAAABRQ/fkYCVlff8iA/s320/imgres-1.jpeg" width="320" /></a><span style="font-size: large;">Hoy estaba revisando mi bodega, esa que está en una carpeta del ordenador y encontré una historia inconclusa. Hay dos capítulos completos y uno sin terminar. Esta semana pondré uno, la próxima semana el segundo y espero que eso me de tiempo suficiente para retomar y escribir el tercero. No tengo experiencia en cuentos largos, suelo escribir de un tirón, ante el primer párrafo que me sale y que me parece un buen cierre cambio la dirección hacia esa conclusión y de este modo nunca llego a los diez folios. Creo que con esta historia estaba haciendo un ejercicio de extensión. Como en este blog pongo lo que voy pensando, bien puedo volcar aquí este ejercicio, con vuestro permiso ;)</span><br />
<span style="font-size: large;"><br /></span><br />
<br />
<div class="p1">
<span class="s1"><b><i><span style="font-size: large;">“He”</span></i></b></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"><b><i></i></b></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><b><i><span style="font-size: large;">-I-</span></i></b></span></div>
<div class="p2">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"><b><i></i></b></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Gases Nobles, los únicos que no interactúan con otros elementos de la tabla periódica en busca de una estabilidad. Ya la tienen.</span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Así se sentía Héctor. Completo en su hogar. </span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Para que un elemento sea estable debe haber completado su última capa, mientras no lo consigue busca relaciones. Ganar o perder electrones. No se está quieto.</span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Él, en cambio, era todo quietud. </span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Su voz cadenciosa apaciguaba a sus alumnos. Apaciguaba también a su perro cuando éste gemía al verle entrar por la puerta. Ese movimiento de la cola que se prolongaba por todo su cuerpo descoordinándolo. O sería su edad. Quince años habían pasado desde que aquel cachorrito entró en casa. Cuando todo era movimiento.</span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">“Boss” fue el nombre que entre todos le pusieron al perrito. Fue difícil llegar a conciliar todas las opiniones. Su mujer, María, decía que tenía cara de Bruno. Joseja, su hijo mayor, quería llamarle Carbón. Victoria, la de en medio, lloraba porque no era hembra y no podía llamarla Campanita. Luis, el pequeño terremoto, quería llamarle Horror. Hector tuvo que convencerles a todos de que Boss se llamaría Boss. Lo hizo con pizza de pepperoni. Su mujer siempre le echó en cara que había hecho trampa.</span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">En aquella época él no era un Gas Noble, más bien parecía un hidrógeno suelto y pequeñín. Tenía buenos amigos que solían ir a casa los sábados por la mañana para llevárselo a la Plaza Mayor en bicicleta. María ya se había acostumbrado. Ella salía con los chicos al mercado y decidían si ese día comerían cordero o ternera. Nunca pollo. Héctor odiaba el pollo. Desde niño. Cuando se casó juró que en su casa nunca se comería una carne tan sosa. María reía, le daba igual. Cada vez que comían fuera ella pedía pollo y era su manjar. Decía que gracias a su marido podía tener un manjar tan económico. Incluso los niños llegaron a creer que el pollo era algo que sólo se podía tomar en los restaurantes. Joseja solía contar a sus hermanos la difícil extracción de los órganos internos de aquel animal, algo que de no hacerlo manos expertas podía envenenar a los comensales. Hector reía con la idea y solía sumarse a las espeluznantes explicaciones. Se explayaba en describir las reacciones químicas de aquel veneno al mezclarse con la sangre, el oxígeno era el problema principal. Victoria abría los ojos siguiendo las manos de su padre. Luis, literalmente, escuchaba boquiabierto. María solía pellizcarle bajo la mesa -no te burles de su inocencia- decía.</span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Esos eran sus electrones, y sus protones. Ellos, su familia. Sus amigos de las bicicletas, sus alumnos de primero de química, y todo aquel que se encontrase cerca de él más de 3 minutos. Un electrón más a sumar, un protón más para equilibrar. Movimiento, enlace, relaciones, risas, agobios, esperanza.</span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">María, en cambio, no era un elemento de la tabla periódica. Ella era algo ajeno. Nunca se enfadaba. Todo parecía estar siempre bien. Ni una queja. Por nada. Jamás.</span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">María vivía su vida en su casa, salía al mercado los sábados y el domingo a misa y a comer al restaurante. No tenía amigas. No quería. Las mujeres de los ciclistas lo intentaron un tiempo hasta que se rindieron, era una lucha imposible. Ella no quería salir de casa salvo al mercado. Al mismo verdulero. Al mismo carnicero. Los niños eran los que más hablaban, hacían de mayores. En misa, siempre temprano para estar en el mismo banco. Cuando los ubicaba a todos, se iba al confesionario y se demoraba un rato. Luego salía secándose unas lágrimas. Héctor les decía a los niños -llora de lo buena que es- pero realmente no tenía idea del motivo y ella nunca se lo dijo.</span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Al terminar la misa iban caminando por la acera hacia la calle de Hartzenbush. La misma mesa, esa arrinconada y cerca de las escaleras que llevaban al baño. Todos pedían pescaditos y ella pollo. Era la broma del domingo para Hector.</span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Terminada la comida volvían dando un paseo. María miraba escaparates y le susurraba a Héctor lo que le gustaba. El lo anotaba en su memoria y luego le hacía regalos. Ella se los probaba. Él la besaba. Luego solía pedirle que salieran a dar una vuelta para lucir su vestido, o su abrigo, o sus zapatos nuevos. Ella entornaba sus ojos y se quedaba callada. Entonces él se apresuraba a decir - mejor el domingo- y a ella le asomaba una sonrisa dulce y lo abrazaba.</span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Los niños crecieron todos esos años sin percatarse de nada. Héctor tenía que asistir a la escuela cuando había alguna presentación por navidad, o la típica entrega de medallas de las olimpíadas. Ella se quedaba en casa preparando la comida de celebración. Todo estaba coordinado a la perfección hasta que crecieron. Entonces las preguntas empezaron a tener largos e incómodos silencios. Las cosas cambiaron. María empezó a notar que sus hijos la miraban distinta. La trataban distinto. Eso sólo consiguió que se encerrara más.</span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Para cuando todos pasaron la adolescencia, María ya no salía. Ni a misa.</span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Héctor sufría en silencio el dolor de su mujer. No entendía por qué ella vivía el mundo así. Pero la quería. Aunque sea de ese modo. Se pasó la vida intentando llegar a ese sitio dentro de ella. Incluso, cuando se amaban en la cama, cuando la tenía penetrada, solía quedarse quieto. Ponía su oreja cerca de la boca de ella por si acaso soltaba alguna palabra. Una que haya quedado ahí en su pecho, atrapada. Y que explique algo. A veces sólo salía llanto. Ese mismo que soltaba al salir del confesionario.</span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">-¿Qué le pasa a María? -solía preguntarle a Joaquín, psiquiatra y amigo de la infancia.</span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Pero a Joaquín, María se le escapaba. -Puede ser muchas cosas- le contestaba por no dejarle más angustiado. -Con la menopausia suelen arreglarse muchos problemas en las mujeres. No pierdas la esperanza. Lo más difícil ya lo has pasado, y aún así, eres feliz a su lado. Ya tienes más que muchos otros.- después de escuchar a Joaquín, Hector solía quedarse tranquilo por un tiempo. Hasta que Joaquín ya no era suficiente.</span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Un viernes, llegando a casa, encontró a María, llena de lágrimas en el recibidor. Boss la lamía preocupado. </span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">Días atrás, Joseja les había dicho que había conseguido un buen trabajo. Se independizaba, y con él se iba Luis. Victoria aprovechó y les dijo que también se iba a vivir con su novio. Los tres tenían un brillo en la mirada y María supo que su alegría era más bien un alivio. Se iban para alejarse de ella. </span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">En el recibidor, Boss lamía sus lágrimas. Ella estaba mirando a algún lugar lejos de aquél recibidor. Miraba a ese sitio del que Héctor nunca tuvo noticia por más que lo buscó.</span></span></div>
<div class="p4">
<span style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><span style="font-size: large;">La levantó y la llevó al dormitorio, le puso el pijama y la acostó. Estuvo toda la noche mirándola hasta que el sueño le venció. Al amanecer ella seguía con los ojos abiertos. Tenía el pijama húmedo. No había dejado de llorar. Era Sábado Santo. </span></span></div>
<br />
<div class="p2">
<span class="s1"></span></div>Amaliahttp://www.blogger.com/profile/07626987937825747729noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-1204598087436720466.post-7292229245346097122012-01-05T15:36:00.000-08:002012-01-05T16:10:42.725-08:00Reyes, tiempo de descuento<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-bLQZzCnQl-E/TwY765dNxDI/AAAAAAAABQc/Sx5zPHUZLmA/s1600/_DSC7191.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://1.bp.blogspot.com/-bLQZzCnQl-E/TwY765dNxDI/AAAAAAAABQc/Sx5zPHUZLmA/s320/_DSC7191.jpg" width="213" /></a></div>
<br />
<div class="p1">
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Son las 22:30 del jueves cinco de enero, y aquí sigo, igual que el 30 y 31 de diciembre y el 1 de enero, quemando el tiempo de descuento. </span></span></div>
<div class="p2">
<span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">He intentado escribir una lista de propósitos y no lo he logrado. Estuve muy cerca. Llegué, incluso, a tener cuatro y hasta pensé que no era poco, que cuatro era perfecto para tenerlos presente todo el año. El primero era un horario, como cuando tienes 10 años, pegarlo en mi mesa y cumplirlo rigurosamente. Levantarme a la misma hora cada día, hacer todo lo que suelo hacer pero dentro de unas horas fijadas en un papel y, sobre todo, a media noche a la cama. Se acabó la anarquía de mi sueño, el empezar cosas y dejarlas a medias, retomarlas a las 2 de la madrugada y cerrar los ojos cuando amanece. En el 2012 todo tendría un orden. </span></span></div>
<div class="p2">
<span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Conociéndome pensé que lo mejor sería intentarlo unos días para ajustarlo, y es lo que he estado haciendo. He concluido que no funciono ordenadamente. Mis propósitos no los puedo cumplir dado que el primero de ellos, y su base, me desvirtúa. La intensidad que dedico a un objetivo es enfermiza, cuando quiero algo no paro, eso hace que no puedan estar muy lejos, me limita el agotamiento. “Carrera de caballo, parada de burro” </span></span></div>
<div class="p2">
<span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Hoy he pensado abandonar el propósito de escribir mis propósitos, es más, no tener propósitos un año entero, y explico el por qué.</span></span></div>
<div class="p2">
<span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">En estos días he navegado por muchos blogs leyendo propósitos, todos tienen en común la salud, ya sea la comida, el ejercicio, o la tranquilidad mental. Sonreír cada día al menos a una persona, decía un blog. Que todo lo que entre por mi boca sea algo nutritivo y sano para mi cuerpo, decía otro. Dedicar una hora diaria a poner la mente en blanco, leer dos horas cada día, caminar seis kilómetros diarios, hablar cada tarde con mis hijos apagando el móvil, dejar mi ipad una tarde a la semana, responder los emails con menos de tres palabras, etc. En resumen, los propósitos eran hacer lo que normalmente no haríamos, lo que no nos sale de forma natural, romper el hábito de ser como somos y así volvernos mejores personas.</span></span></div>
<div class="p2">
<span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Las preguntas que debí formularme antes de fijar mis propósitos son ¿Me gusta la persona que soy? ¿Cómo soy? ¿Cómo sería la persona que me gustaría ser? ¿Qué he de hacer para conseguirlo?</span></span></div>
<div class="p2">
<span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Entonces me acordé de Ortega y su circunstancia. </span></span></div>
<div class="p2">
<span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Si “Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo”, ese Yo variaría conforme pasa el año y cambiasen las circunstancias. </span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Puede que me guste hoy pero, si cambia la circunstancia, obligatoriamente ha de cambiar mi Yo. Como la circunstancia es la variable indeterminada es el Yo quien ha de irse sumando o restando, o hacerse la raíz cuadrada a sí mismo, hasta volver a ser uno con su circunstancia. </span></span></div>
<div class="p2">
<span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Y me vino la iluminación. Cuando uno no se gusta es que su Yo no se ha aunado con su circunstancia y por eso ésta le repele y le hace infeliz. La premisa cambia: antes de formularme mis propósitos para el 2012 ¿me gusta mi circunstancia?</span></span></div>
<div class="p2">
<span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Yo adoro mi circunstancia. Y aquí ya paso hasta del mismo Ortega y su definición de circunstancia. </span></span></div>
<div class="p2">
<span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Mi familia y mis amigos son mi circunstancia. Si vivir es tratar con el mundo y la reimpresión de lo circundante es el destino radical y concreto de la persona humana, entonces Yo y mi circunstancia reimprimiremos juntos las cosas que nos lleguen en el calendario. Si el mundo es un escenario, paso de que la vida sea una tragedia o un drama, para mí es una <i>peli</i> de Disney (Bambi no), mejor aún, una de Pixar.</span></span></div>
<div class="p2">
<span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Mis propósitos serán entonces que yo y mis circunstancias usemos el enclenque escenario de 2012 que acaba de sernos dado y lo remodelemos, como cuando de niños poníamos los muebles de cabeza y los convertíamos en naves espaciales. Al infinito y más allá...</span></span></div>Amaliahttp://www.blogger.com/profile/07626987937825747729noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-1204598087436720466.post-18139905718416512692011-12-28T07:41:00.000-08:002011-12-28T07:52:53.418-08:00Levantándome de la cátedra<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="p1">
<span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p2">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-IC9xgFXWxkE/Tvs6KJENE2I/AAAAAAAABQQ/fHadr6So6fo/s1600/IMG_1379_2.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="86" src="http://2.bp.blogspot.com/-IC9xgFXWxkE/Tvs6KJENE2I/AAAAAAAABQQ/fHadr6So6fo/s200/IMG_1379_2.JPG" width="200" /></a></div>
<span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Antes, cuando quería esconder una cosa de mis hijos, la alzaba lo más alto que podía, para que desde abajo no se viera.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Hoy me toca ponerlo lo más abajo que pueda, para que desde arriba no se encuentre. </span></div>
<div class="p1">
<span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p2">
<span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Antes, cuando venían a pedirme algo y, por ende, tenía toda su atención, al tiempo que escuchaba lo que me decían, miraba también la forma en que lo hacían, corregía, daba ejemplos y los proyectaba ante una situación similar en el futuro, cuando sean grandes.</span></div>
<div class="p2">
<span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Hoy, que ya son mayores, he de hacer el esfuerzo para no “sentar cátedra” cuando hablan conmigo. </span></div>
<div class="p1">
<span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br /></span></span><br />
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Ya no vienen a pedirme algo, sólo vienen a contar algo, y debo meter el freno y detener la maquinaria de madre formadora y convertirme en... ¿qué? ¿su Dropbox?</span></span></div>
<div class="p1">
<span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br /></span></span><br />
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Quieren que los escuche, que los vea como dan vueltas a una idea que los inquieta, que mi mente vaya tomando nota de cada elemento que juega en esa telaraña de dudas y que luego no “siente cátedra”. </span></span><br />
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Yo he llegado a entender que ellos usan ese término como un eufemismo. “No sientes cátedra” es lo mismo que decirme “no abras la boca”. </span></span></div>
<div class="p1">
<span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Y yo ¿he de escuchar, morder los dientes, dibujar una sonrisa y aderezar todo esto con alguna onomatopeya? ¿Algún “ummju” me está permitido? Pues parece que sí. </span></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br /></span></span><br />
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">El tema puede ser muy variado pero mis respuestas están limitadas a un monosílabo afirmativo como mucho. O la amenaza de mi cátedra hará que “no me quieran contar nada”. </span></span></div>
<div class="p1">
<span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br /></span></span><br />
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Y así llevamos un tiempo, cuando estoy haciendo algo en la cocina o sentada en el ordenador y los veo aparecer como quien danza por el salón ya se lo que me viene. Me viene su vida a capítulos, esa donde yo ya no meto mano, donde sólo puedo desear que todo lo que pude hacer, decir, ordenar y -sobre todo- convencer en aquellos años en los que alzaba las cosas, funcione ahora que me sacan dos cabezas y que ven más allá de donde yo llego.</span></span></div>
<div class="p1">
<span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br /></span></span><br />
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Puede que sea una fase. Puede que cuando cumplan los treinta me vuelvan a dejar hablar. Yo estaré aquí aguantando el aire.</span></span><br />
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br /></span></span><br />
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br /></span></span></div>Amaliahttp://www.blogger.com/profile/07626987937825747729noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-1204598087436720466.post-27572310678855447342011-12-27T18:47:00.001-08:002011-12-28T09:38:19.180-08:00Comprando literalmente ilusión<br />
<div class="p1">
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Compro lotería cada semana, y cada festivo, y esos días en que coincide el año y el mes. También compro cuando el vendedor de un puesto, de esos instalados en la calle, me mira, hace algún ruido, o simplemente me parece de rostro dulce. No busco un número determinado porque creo firmemente que la que lo gana soy yo y no un número, siendo así, da igual si es el cinco o el doble cero. Pero siempre pregunto ¿Cuánto se gana con un billete? Y ese instante empiezo a decidir el mejor modo de gastarlo. Por eso no compro el euromillón, es demasiado trabajo. Disfruto más con cantidades menores a veinte millones.</span></span></div>
<div class="p2">
<span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Cuando lo tengo en mis manos, busco algún bolsillo secreto en el bolso, esos pequeñines que hay por todos lados pero en los que no entra nada, y ahí, como un huevito al calor de unas alas, se queda a esperar la fecha señalada.</span></span></div>
<div class="p2">
<span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Por supuesto que compré la lotería de Navidad, la compré el 21 de diciembre justo cuando el hombre ya cerraba y eso me pareció una señal. Me parece que acababa en 32, ahora que lo pienso el hombre me lo dio sin más, ni me preguntó qué número quería, pero eso no me pareció una mala señal, no creo en las malas señales.</span></span></div>
<div class="p2">
<span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">He llegado a la conclusión de que compro esos cinco minutos en los que distribuyo mentalmente el premio, y quedo tan satisfecha que mi mente descarta como tarea el revisar si acaso lo he ganado. Cuando me acuerdo de que no revisé el número premiado y que ya no se dónde está el billete, suelo pensar que he sido millonaria unas cuantas veces y tan filántropa que lo he donado todo a la propia institución. Esos premios no cobrados...son los míos.</span></span></div>Amaliahttp://www.blogger.com/profile/07626987937825747729noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-1204598087436720466.post-19494455506045063082011-12-27T16:49:00.000-08:002011-12-27T17:06:22.919-08:00Propósitos para 2012 (primer intento).<br />
<div class="p1">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-m3Ye3TUjiu8/TvprdXowRTI/AAAAAAAABPk/ufp5XaLHV5M/s1600/DSC_5435.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://1.bp.blogspot.com/-m3Ye3TUjiu8/TvprdXowRTI/AAAAAAAABPk/ufp5XaLHV5M/s320/DSC_5435.jpg" width="213" /></a></div>
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">A mis cuarenta y cuatro años debo confesar que tengo pocas ideas para propósitos con vistas al nuevo año. Y me encanta esto de listar, ya sea propósitos, artículos a empacar para un viaje, tareas a realizar un fin de semana, sitios que visitar en una ciudad nueva. </span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Tenerlo en la lista es tenerlo todo un paso más cerca. Incluso numerar en orden de importancia. Como las listas para Navidad que hacía de niña. El número uno era el regalo más deseado, el resto era por si caía.</span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Es gracioso esto de hacer una lista de regalos para Navidad y luego otra de propósitos para el nuevo año. Nunca se me ocurrió guardar al principio de cada año la lista de propósitos que hacía hacer a mis hijos, para dárselas luego, cerca de Navidad, y que la adjunten a la lista de regalos. Aunque eran tan ambiguos para estos menesteres que creo que sospechaban de cualquier cosa que les hiciese poner por escrito. </span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Ahora mismo intento pensar en cuál fue mi lista de propósitos para este año y no lo recuerdo. Puedo hacer como mis hijos y ambiguamente estructurar cuatro ideas que las podría incluir en mi lista de este o cualquier año anterior, pero recordarlo, no.</span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Este año he pensado escribirlas aquí en mi blog. No una lista de deseos, que eso sí que lo he hecho, lo escribo en una carta que me remito cada mes de enero y la guardo en la caja de la corona de la puerta para leerla en diciembre. Una lista de propósitos que quedará escrita en mi blog para que, en diciembre o en cualquier mes de este año, me recuerde si he hecho el trabajo necesario para conseguirlos.</span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Y aquí me encuentro, con el número uno en blanco. Será la inocentada del 2011, justo hoy 28 de diciembre me he quedado sin ideas para el 2012.</span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Pienso en un propósito y sólo se me ocurren propósitos de enmienda. Según el catecismo básico, el propósito de enmienda es una firme resolución de no volver a pecar y de evitar todo lo que pueda ser ocasión de cometer pecados. De eso si que tengo ideas, puedo hacer una lista de veinte propósitos de enmienda en el tiempo que tome el teclearlos. Pero eso sería tarea pendiente, trabajo atrasado. </span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br /></span></span></div>Amaliahttp://www.blogger.com/profile/07626987937825747729noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-1204598087436720466.post-25825009832683617902011-12-27T15:19:00.000-08:002011-12-27T15:31:18.881-08:00"Salí a comer fuera"<span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">No suelo poner links de otras páginas en mi blog porque, en principio, es una especie de diario. Plasmo lo que voy sintiendo, cómo voy pensando, y espero seguir escribiendo en él hasta que me quede sin novedades. Puede que con noventa años, si llego, me de igual que quede algo de mí o no. O, tal vez, ya ni vea lo suficiente como para desperdiciar lecturas en el pasado. Qué se yo.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br /></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Hoy he llorado leyendo una noticia, y me ha conmovido tanto que creo que debo ponerla aquí.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">La he leído mientras escuchaba el concierto "Navidad en Palacio" <a href="http://www.rtve.es/alacarta/videos/especiales-navidad/navidad-palacio/1281314/">http://www.rtve.es/alacarta/videos/especiales-navidad/navidad-palacio/1281314/</a></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br /></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Es una noticia que cuenta un poco la historia de las familias españolas de 2011. Una historia que sin ser novedad en el mundo, si lo es para esta generación.</span><br />
<a href="http://www.lavozdegalicia.es/vigo/2011/12/18/0003_201112V18C8991.htm"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">http://www.lavozdegalicia.es/vigo/2011/12/18/0003_201112V18C8991.htm</span></a><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br /></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Les sugiero abrir ambos links, escuchar el coro y leer la noticia. Creo que lloraréis conmigo.</span>Amaliahttp://www.blogger.com/profile/07626987937825747729noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-1204598087436720466.post-42227479225998039252011-12-22T14:35:00.000-08:002011-12-27T17:45:54.514-08:00Querido Santa:<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-imUHCJuyJHI/TvOwkyfvXYI/AAAAAAAABOY/5lQt29rd6f0/s1600/DSC_5529.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://2.bp.blogspot.com/-imUHCJuyJHI/TvOwkyfvXYI/AAAAAAAABOY/5lQt29rd6f0/s320/DSC_5529.jpg" width="213" /></a></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><br /></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;">Santa Claus</span></div>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;">Polo Norte</span><br />
<span class="s1" style="font-size: large;"><br /></span><br />
<span class="s1" style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1" style="font-size: large;"></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1" style="font-size: large;"></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;">Querido Santa:</span><br />
<span class="s1" style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1" style="font-size: large;"></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1" style="font-size: large;"></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;">Esta es mi lista de regalos para la Navidad de 2011, desde ya te certifico que me he portado bien.</span><br />
<span class="s1" style="font-size: large;">He vivido dos accidentes de tráfico de mis hijos, una rotura de pierna de mi marido, una operación de mi perra y otra de mi hurona, mi canaria tuvo cría y uno lo logró. </span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span class="s1">Yo he cuidado de</span> todos ellos, les he dado ánimos, comida y medicinas.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">He cuidado de mi familia y de mis amigas.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Sé que con el resto del planeta no he sido una persona entregada, no he ido a África a atender a los refugiados, ni he instalado paneles solares en mi casa. El kilometro cuadrado que me circunda no me deja tiempo para más.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Intenté donar sangre y resulta que mi presión arterial es muy baja.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Soy egoísta, vale. Sólo me importan los míos, en parte debo estar de acuerdo. Pero si cada cual cuida a los que considera suyos y no hace daño al resto ¿no estaríamos todos bien cuidados?</span></div>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;">En fin, que la idea de hacer una lista de mis regalos ya me parece un acto egoísta, de modo que no creo que tenga que justificarme tanto.</span><br />
<span class="s1" style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1" style="font-size: large;"></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;">A lo que vamos:</span><br />
<span class="s1" style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1" style="font-size: large;"></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1" style="font-size: large;"></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;">Quiero que todo siga su curso para bien. </span></div>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;">Que los que enfermaron vayan recuperándose y asimilando lo que vivieron para cuidarse más.</span></div>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;">Que los muertos del 2011 se vuelvan ángeles y ahora velen por nosotros.</span></div>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;">Que los que están en paro encuentren trabajo y lo aprovechen, y que los que van tirando en sus negocios sigan aguantando, y que eso se sienta un triunfo y vuelva el buen ánimo.</span></div>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;">Que los que estén estudiando sientan que sólo es un semestre y que queda otro para remontar.</span></div>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;">Que los que están empezando a amar se entreguen del todo, que hasta el 2013 no sabremos si los mayas tenían razón. </span></div>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;">Que los míos sigan siendo míos. </span></div>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;">Que los vuestros sigan siendo vuestros.</span></div>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;">Que el honor se pegue a los huesos de los que nos gobiernan. </span></div>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;">Que no nos de vergüenza tener fe. </span></div>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;">Que la caridad se convierta en un virus aéreo y así cada palabra se infecte.</span><br />
<span class="s1" style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1" style="font-size: large;"></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;">Santa, realmente no se si eres el indicado para darme estos regalos, y sin ánimo de ofender, pero para ser totalmente sincera te digo que entregaré esta lista a todo el que pueda enviarme alguno de estos regalos.</span><br />
<span class="s1" style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1" style="font-size: large;"></span></div>
<div class="p2">
<span class="s1" style="font-size: large;"></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;">Sinceramente tuya,</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1" style="font-size: large;"></span></div>
<div class="p1">
<span class="s1" style="font-size: large;">Amalia</span></div>Amaliahttp://www.blogger.com/profile/07626987937825747729noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-1204598087436720466.post-4553891685548684992011-12-14T13:27:00.000-08:002011-12-14T13:29:51.830-08:00Inevitable Navidad<a href="http://www.blogger.com/%3Ciframe%20width=%22420%22%20height=%22315%22%20src=%22http://www.youtube.com/embed/D__kV5CrU4k%22%20frameborder=%220%22%20allowfullscreen%3E%3C/iframe%3E"><iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="315" src="http://www.youtube.com/embed/D__kV5CrU4k" width="420"></iframe></a><br />
<div class="p1"><span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Las fiestas señaladas, esas que se repiten año tras año, nos hacen pensar en lo que hemos hecho. Esa marca en el calendario nos evalúa. Podemos hacer trampa y esquivarlas casi a todas. Nuestro cumpleaños; basta con apagar el móvil o no contárselo a nadie. Irnos de viaje en carnaval, aprovechar el feriado de todos los santos y de la semana blanca o santa, pero no podemos evitar la Navidad. Por lo menos no en el mundo occidental, es como si un musulmán quisiese esquivar su Ramadán. </span></span></div><div class="p2"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div><div class="p1"><span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Vemos escrito allá donde miremos “Feliz Navidad” y puede dar a entender que hay una obligación implícita de estar feliz ¿La hay? Como comunidad ¿tenemos esa obligación? Estar felices, si no todo el año ¿cuando menos al final? ¿cuando menos una vez? </span></span></div><div class="p2"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div><div class="p1"><span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Como especie ¿necesitamos ser felices aunque sea de un modo impuesto, aunque sea fingido? ¿Necesitamos entregarnos al sentimiento de lágrima floja?</span></span></div><div class="p2"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div><div class="p1"><span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">La inevitable Navidad se convierte en un ejercicio de contextualización personal. Y puede que por eso no guste a todos. Es un examen, si, pero también un borrón y cuenta nueva. ¿Qué? ¿no hemos logrado lo que quisimos? pues hay más, hay otro enero, otra primavera, otro tiempo nuevo y conocido. Una vuelta al camino sabiendo un poco más por dónde van los baches.</span></span></div><div class="p2"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div><div class="p1"><span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Debo confesar que a mi me encanta, creo que me fijo más en la cuenta nueva que en el examen. Que lo de la lágrima floja me va y si al contexto le ponemos banda sonora y luces, si hay un tamborilero, un burro, un establo, si bajan los ángeles a indicarnos el camino hacia esa vuelta a empezar, me apunto.</span></span></div><div class="p2"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div><div class="p1"><span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Siempre me ha gustado más el árbol que el nacimiento, puede que sea porque soy de costa, una costa donde no se dan pinos espontáneamente, algún eucalipto perdido, pero pinos muy pocos. </span></span></div><div class="p2"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div><div class="p1"><span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Bajar por la noche, quedarme junto al árbol con sus luces, todo en silencio, la estrella, y escuchar en mi mente mi selección de villancicos. Y es que sólo la imaginación de una niña puede sentir una blanca Navidad a 30 grados centígrados. </span></span></div><div class="p2"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div><div class="p1"><span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Ahora que mi año tiene cuatro estaciones y que me entero que no es pino sino abeto el árbol de Navidad, me ha ilusionado más el saber que, cuando llega el invierno con sus inclemencias, cuando los otros árboles pierden las esperanzas con cada hoja que va al suelo, el abeto resiste e incluso se pone más verde, como diciendo “No pasa nada, esto va a salir bien, solo hay que tirar hasta la primavera”.</span></span></div><div class="p2"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div><div class="p1"><span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Será por eso que la Navidad me encanta, que los villancicos me estrujan el pecho, que digo “Feliz Navidad” cuando me dan las vueltas, al tomarme un café, o al salir del supermercado. Por si contagio mi inmadura alegría, esa que se cree lo de Santa, Frosty y Rudolph. La que me hace llenar mi árbol de hadas celtas y ángeles renacentistas, huevos ortodoxos y estrellas de Belén. </span></span></div><div class="p2"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div><div class="p1"><span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Si repito esta fantasía hasta que suene natural, si obligo a ese camarero a responderme “gracias y Feliz Navidad a ti también”, puede que, por un instante, se sonría y recuerde aquellos años en que a él también le resultaba fácil ilusionarse. Y yo afiance en mi inconsciente que este sentimiento es real.</span></span></div><div class="p2"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div><div class="p1"><span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Aflojar el cuerpo, entregarte a la idea feliz de que todo va a salir bien. Dejar el desengaño para el resto del año y vivir la magia que traen los reyes, santa, la estrella, tu hijo, tu vecino, tu perro, o esa chica que sin saber nada de ti quiso, sinceramente, que pases una Feliz Navidad.</span></span></div><div class="p2"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div><div class="p2"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><span class="s1"></span></span></div><div class="p1"><span class="s1"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">¡¡¡ Feliz Navidad a todos vosotros !!!</span></span></div><div class="p1"><span class="s1"><br />
</span></div><div class="p1"><span class="s1"><br />
</span></div>Amaliahttp://www.blogger.com/profile/07626987937825747729noreply@blogger.com4