Memorias

Con el tiempo el recuerdo es menos y la sensación es más.

miércoles, 27 de abril de 2011

SALES DE FRUTAS PARA EL ALMA



Chateaba con un amigo del FB sobre el programa, que había preparado, para la televisión en la que trabaja. Iba de parapsicología, supersticiones científicas, sociales, y culturales.
Le pregunté si había algún freudiano que hable sobre el malestar en la cultura.  A partir de ahí la charla giro al tema psicológico. 
Tanto él como yo habíamos abandonado esa carrera. Y ambos éramos de la idea de que estamos todos locos, como para ponernos a curar a alguien. 
Muy difícil resulta discutir con un psicoanalista, que en lugar de escuchar tu argumento, se fija en la estructura del mismo. Mientras más les discutes, más se entusiasman. A más ideas completas en tus frases, más cabeceras de frase van seleccionando. 
Además, a él no le gustaba mucho la idea de encasillar a la gente en trastornos. Pero ahí no estuve de acuerdo.
Yo creo que si es necesario clasificar los síntomas, para encaminar el problema. Aunque la cura no dependa de curandero, ni de qué casillas use. 
Tampoco depende únicamente de la voluntad del enfermo. 
Depende, creo yo, de que el primero pueda llevar al segundo por un camino de vuelta al origen del problema. Bueno, yo y todos los psicoanalistas empezando por Freud.
Volver deshaciendo el ovillo hasta llegar al nudo que tiene, y le aprieta el espíritu. 
Una vez identificado el problema, asimilarlo.
Eso es lo difícil. Pero si no sabemos qué es aquello que hay que asimilar, mal vamos. 
Saber, saber, en el fondo lo sabemos. Pero nos duele tanto, que creamos toda una peli en 3D para ocultarlo de nuestra vista. Y cuando va nuestro espíritu corriendo feliz por el valle de la satisfacción “tin” tira de la cuerda el nudo y nos estrangula.
Asimilarlo, digerirlo, incorporarlo a nuestro esquema dándole su espacio. Ahí está la clave de la cura. 
Que te deja tu chica, asimílalo.
Que te despiden, digiérelo.
Que tu padre te odia, incorpóralo a tu esquema.
El problema es que todo lleva un tiempo en ser procesado. Así como la comida, que llega al estómago, y ahí ha de permanecer un par de horas. Y nuestro aparato digestivo lo asimila. Toma lo que necesita y lo que no, lo desecha. Pues así hemos de hacer con cada conflicto que se nos presente.
Pero, si tenemos la barriga llena, y nos cae otro atracón, el empacho es inevitable. 
Vamos por la vida con comidas a medio digerir, la panza inflada, y deglutiendo más. 
Escuchamos la frase típica “No puedo más” y es literal. 
Llega un evento nuevo y decimos “No puedo más”
Tenemos atrancada la comida y toca tragar más.
Y entonces caigo en que el psicólogo es “sales de frutas” para el estomago emocional.
Comer despacio, primera recomendación para la buena digestión. Echar fuera lo que no nos alimenta, la segunda. 
Debería escribir esto en mi blog le digo a mi amigo, y a él le dedico esta entrada.

jueves, 21 de abril de 2011

Mi perro


Encuentro unas huellas con cuatro dedos en la tapa de mi mac. Todo el cabreo desaparece. Cómo puede existir algo tan bueno.  Sirve para todo. En las buenas y en las malas. Solo o acompañado. Mejor a solas. La complicidad es deliciosa. Mal genio como él solito. Caprichoso. Dulce y tirano. Mi perro es lo mejor de cualquier día. 

Ya se que suena mal. Tengo marido e hijos. Pero, para quien entienda, no hace falta que diga más.