A mis cuarenta y cuatro años debo confesar que tengo pocas ideas para propósitos con vistas al nuevo año. Y me encanta esto de listar, ya sea propósitos, artículos a empacar para un viaje, tareas a realizar un fin de semana, sitios que visitar en una ciudad nueva.
Tenerlo en la lista es tenerlo todo un paso más cerca. Incluso numerar en orden de importancia. Como las listas para Navidad que hacía de niña. El número uno era el regalo más deseado, el resto era por si caía.
Es gracioso esto de hacer una lista de regalos para Navidad y luego otra de propósitos para el nuevo año. Nunca se me ocurrió guardar al principio de cada año la lista de propósitos que hacía hacer a mis hijos, para dárselas luego, cerca de Navidad, y que la adjunten a la lista de regalos. Aunque eran tan ambiguos para estos menesteres que creo que sospechaban de cualquier cosa que les hiciese poner por escrito.
Ahora mismo intento pensar en cuál fue mi lista de propósitos para este año y no lo recuerdo. Puedo hacer como mis hijos y ambiguamente estructurar cuatro ideas que las podría incluir en mi lista de este o cualquier año anterior, pero recordarlo, no.
Este año he pensado escribirlas aquí en mi blog. No una lista de deseos, que eso sí que lo he hecho, lo escribo en una carta que me remito cada mes de enero y la guardo en la caja de la corona de la puerta para leerla en diciembre. Una lista de propósitos que quedará escrita en mi blog para que, en diciembre o en cualquier mes de este año, me recuerde si he hecho el trabajo necesario para conseguirlos.
Y aquí me encuentro, con el número uno en blanco. Será la inocentada del 2011, justo hoy 28 de diciembre me he quedado sin ideas para el 2012.
Pienso en un propósito y sólo se me ocurren propósitos de enmienda. Según el catecismo básico, el propósito de enmienda es una firme resolución de no volver a pecar y de evitar todo lo que pueda ser ocasión de cometer pecados. De eso si que tengo ideas, puedo hacer una lista de veinte propósitos de enmienda en el tiempo que tome el teclearlos. Pero eso sería tarea pendiente, trabajo atrasado.
¿Aprender algo de alemán?. ¿Retomar los pinceles y rematar ese cuadro abandonado?.¿Acabar alguno de esos libros empezados a escribir?.¿Hacer un viaje elaborando una guía, grabando en vídeo y fotografiando todo el norte de la península?. ¿Replantar las viñas perdidas?. Me permito ponerlo aquí por si te sirve de inspiración, pero si te estorba supongo que lo podrás borrar. Besos
ResponderEliminarjajaja, me guardaré el de replantar las viñas perdidas, ese espíritu me gusta, los otros los siento trabajo atrasado. Tengo dos en mente, debo buscar un hueco entre los preparativos del 31 y el sueño del 1 para plasmarlos.
ResponderEliminarBesos y feliz año
¡Feliz año 2012, Amalia!
ResponderEliminarAbrazo a la distancia