Memorias

Con el tiempo el recuerdo es menos y la sensación es más.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Rache



Terminaba el invierno de 19?7 cuando nos dieron la noticia, un bebé estaba de camino. Mis dos hermanos mayores, Alberto de diez y María Elena de catorce, se emocionaron. Mi hermana menor, Jéssica, que por entonces tenía seis y vivía en las faldas de mi madre, sólo sonrió. Yo, que con nueve años ya había traído a casa cuanto bicho viviente podía, sentí algo más que entusiasmo, era un sentimiento parecido al de tener un cachorrillo pero sabiendo que a la larga hablaría. 
En diciembre de ese año nació, mi padre nos llamó al teléfono para decirnos que se llamaría Raquel, de inmediato dejamos de brincar en su cama soltando nombres al aire, yo había estado gritando Wendy (la de Peter). Sería Raquel, Laura Raquel, esa fue mi primera decepción. 
Al llegar a casa mi madre entró en su habitación con Raquel. Ese lugar en el que antes podíamos brincar, llegar corriendo como si fuese la única madrina válida en el pilla pilla, retozar antes de que nos obliguen a meternos a la ducha, el de la gran cama, de pronto, era sitio estéril.
Y a mi, que tenía experiencia criando perros, cobayas, loros, patos, conejos, tortugas y hasta una iguana, me prohibieron tocar a Raquel sin vigilancia y por supuesto con la escrupulosa esterilización del caso. Pasé de Raquel.

Guardo algunas imágenes de eventos en mi adolescencia donde Raquel entra en escena, discusiones sobre objetos perdidos que luego encontraba en su casa de muñecas y que misteriosamente volvían a desaparecer, una nariz pegada a unos ojos curiosos que recibían mi portazo, y un incidente que parecía tener un trágico fin, cuando Raquel desapareció. 
Mi madre empezó llamándola sin respuesta, luego alarmó a toda la casa, entre padres, hijos y empleados se buscó por todo el barrio, yo me quedé en casa por si volvía, también haría de Hermes, si alguien la encontraba debía ir a avisar al resto (no había móviles). Con el silencio de la casa esperé en la terraza para otear el horizonte. Un ruido en una de las habitaciones llamó mi atención, corrí y la encontré, blanca como un fantasma, se había metido bajo la cama para poder jugar con el talco y lo había esparcido todo, parecía disfrutar de su tacto sobre el piso frío. Hermes atrapado. No podía salir corriendo a dar el aviso según mis planes porque no iba a dejarla sola ahora que la había encontrado y se negaba rotundamente a salir de debajo de la cama. Me asomé y empecé a gritar al primero que divisé, al segundo llegó todo el mundo, y fue mi madre quien aún llorando, tuvo que subir y sacarla de ahí prometiéndole que seguiría jugando con su talco.
El siguiente recuerdo de Raquel es en mis citas con mi novio. Mi madre no admitía que una chica salga con un chico sin un tercero de confianza, y qué más confianza que una metiche de diez años que se creía que éramos amigos los tres. No pude ver ninguna peli en el cine que no fuese para niños, conversábamos del tiempo y claro, siempre ella, mirándonos, como queriendo entender algo que no pillaba del todo. Al final fue más fácil casarme que seguir pegada a Raquel.
Con el tiempo, aquel incordio de niña creció y se convirtió, increíblemente, en mi mejor amiga. Sigo pegada a Raquel.

3 comentarios:

  1. 19?7 buena año por cierto, aunque sigue costandome encontrarlo en el calendario....

    Aún conserva esa cara (mas por imaginación que por conocimiento lo digo) que bien haces mención, unos ojos a una nariz pegados, pues con solo mirarla a los ojos, puedes observar como brillan y abren como aquel que descubre,pregunta, se enamora...

    A día de hoy algún día habrás vuelto a sentir y ver como tu, ya no metiche de 10 años, sigue jugando con el talco y sin avisar a nadie de donde se encuentra escondida. "¿Vas a venir a dormir?" xDxD

    Sin duda, bastante tiempo debió pasar creyendo, aventurándome podría decir que hasta bien pasados los 15 años, ser cómplice y objetivo de aquellos días en los que los tres os dedicabais tiempo, tu novio, tú, y....la hoy mujer, entonces pequeña niña de 19?7 jejejeje
    Pobrecita...que desilusión llegado el día y entender que demonios hacia ella con vosotros dos....jejeje

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  2. Creo que su pregunta más bien fue ¿qué hacía él con nosotras dos? xD

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  3. Sigan conservando la unión entre hermanas y , en general, la familiar.

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