Memorias

Con el tiempo el recuerdo es menos y la sensación es más.

domingo, 5 de junio de 2011

Atrapar la emoción


El equipo de música que había en casa era un Sony de alta definición. Mi padre ponía los Long Play con mucho cuidado, sobre todo en el momento en que la aguja tocaba el disco, que ya giraba desde que se levantaba el brazo. Solían ser de Charles Aznavour. Me quedaba embobada escuchándole decir “la bohème” o “forrrrrmidable”, cuantas más erres parecía que era más formidable. Y así, vocal a vocal, se fue formando en mi mente la idea de cómo sería vivir en Paris. Y, con ello, mi íntimo deseo de ser azafata de vuelos trasatlánticos.


Cuando mi hermano trajo su walkman a casa, ya teníamos la edad para que Aznavour sonase muy retro. Nosotros escuchábamos a Pink Floyd, Queen, Led Zeppelin, Rush y Police.


Grabábamos en cassettes la música que queríamos gritar. A veces el cassette tenía sólo una melodía, repetida todas las veces que cabía en el lado A. Y en el B también.


Mis cassettes no tenían los nombres de las canciones, ni de los grupos. Yo les ponía el nombre de la emoción que me producían.


Recuerdo mucho el “Corta venas”, ese era para cantar en el coche, en un viaje largo a la playa. El “Friends” era para cantarlo ya al terminar la noche, y sólo entre las más íntimas. Ahí estaban muchas de Police y de Queen. El “Farra” era para cuando estábamos decidiendo a dónde iríamos, un ambientador. El “no tocar” era sólo para mí. Mucho me había costado la selección, y el trabajo de grabar, como para que alguien, buscando alguna música que seguro no estaba ahí, lo estropee adelantando y retrocediendo la cinta.


Los discos no eran para ser trajinados. Tenían su sitio, como los libros.
No había alcanzado yo la mayoría de edad, cuando llegaron los CD`s. Y pasó mucho tiempo, hasta que por fin se pudieron quemar CD`s con la selección personal de música. Hoy, hasta esto suena retro.


Escucho música online. Tengo el Genius en el ordenador, que crea mis listas de reproducciones. Y me parece genial. Pero hoy he ido a un concierto de piano, y el pianista es amigo mío. Al salir he comprado uno de sus CD`s. Su música, sus manos, sus modos. Seleccionado por su espíritu. Ya en el coche lo he puesto. Y, por un momento, sentí que era mi cassette, ese al que llamé en su día “Friends”.

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