Memorias

Con el tiempo el recuerdo es menos y la sensación es más.

sábado, 3 de marzo de 2012

He (Quinta entrega, el final)



- Padre Miguel, usted es un hombre bueno, inteligente, cuerdo y creyente. Usted dice que Dios existe, que vive en nosotros. Dice, incluso en sus sermones, que lo dejemos entrar en nuestros corazones y que Él está en todas partes. A usted nadie osaría declararlo loco.  

Mi madre era una mujer hermosa, inteligente, cuerda y creyente. Decía que los demonios existen y que pueden entrar en algunos de nosotros, en los débiles, los que no tenemos ese motor de emociones dentro que nos hacen ese tipo de personas divertidas y atrayentes. Los demonios pueden entrar en las personas calmas, las que no quieren ni pueden con muchas emociones en sus cuerpos. Vasijas vacías nos llamaba mi madre. 


Pueden entrar y actuar por nosotros. Pero no nos hacen ser buenos, como Dios. Ellos son retorcidos, gozan en el dolor, se crecen con el desconcierto. 

Mi madre les temía, se sabía vacía y trataba de llenarse de Dios. Me enseñó a cuidarme, me decía que cuando crezca y empiece a pensar en lo que es la vida, en quién soy yo, cuando tome consciencia del mundo, entonces me descubriré a mi misma como soy, una vasija vacía, pero también en ese momento ellos me verán e irán a por mí, así como han ido a por ella. Que sólo fue feliz cuando me tuvo en su vientre, por nueve meses pudo estar tranquila, estaba llena de vida y que por eso me amaba tanto, por haberle enseñado lo que era la felicidad. Yo tenía seis años, pero su instrucción me abríó los ojos desde niña, yo le creí siempre.

El día de su muerte yo no había ido a la escuela, mi padre y mi madre discutieron por la mañana. Mi padre se fue de casa muy disgustado pero volvió.  Él no recuerda eso, no puede recordarlo, no era él. Entró y obligó a mi madre a tragarse todas las pastillas y le dijo que a su vuelta esperaba verla muerta y luego me miró y se echó a reír. 
Mi madre me abrazó y me llevó con ella a su cama, me dijo que había llegado el momento de despedirnos. Me abrazó. Yo le pregunté si le dolía y lo negó, dijo que así tenía que ser, que los demonios se quedarían satisfechos y no me harían daño. Que en su momento irían por mi padre y que cuando él muera yo debía huir, alejarme de todos los que me conozcan, porque tras mi padre irían a por mí. Que yo cerraba su juego. 
Me abrazó muy fuerte para sentirme hasta el último momento, me dijo que nunca olvide que los demonios están en todas partes pero, al final, si podemos evitar que nos posean en vida podremos volveremos a reunir en el cielo. 

Padre, me van a matar, ya lo sé, no quiero huir, no tengo fuerzas. Prefiero estar aquí, donde no puedo hacer daño a nadie y donde me tienen más a mano, que acaben pronto sería lo mejor. Así, mi alma limpia podrá ir con mi madre. 
Nunca quise ver a mi padre porque no era él. Y su carta es la prueba de ello, ahí no me habla él, me hablan los demonios que tenía dentro y me advierten que vienen a por mí. Ya estoy aquí, encerrada, si cuento esto a alguien ¿qué puede cambiar?

Usted mismo ¿acaso me cree? 

Hector me aborrecerá, con lo racional que es, cómo va a poder entenderme. 

Pero soy yo quien debería exigir una explicación a todos. 
¿Cómo aceptan a Dios sin cuestionar su cordura y sin embargo no pueden aceptar del mismo modo a los demonios?

Dios les sirve para paliar sus miedos, los demonios en cambio sólo los alimentan, es el miedo el que los hace ciegos y es por esa ceguera que ellos pueden jugar con nosotros. 

¡Que jueguen pues!

Yo creo que hice bien en callar, en ni siquiera intentar advertir de esto a mis hijos, y ellos no me quieren, ni admiran, ni respetan, soy la pobre madre nerviosa, la rara que nunca sale y que le teme a todos los extraños. 
Puede que eso sea lo mejor, que nunca se enteren de esto, así, su propia ignorancia los protegerá. Además, salieron a su padre, vasijas hermosas y llenas. Ninguno de los tres corre peligro, algún día nos reuniremos en el cielo.



Miguel se quedó callado, veía una lógica muy clara en lo que María le decía, no encontraba contradicciones en todo su discurso, ni siquiera temor. Había una aceptación de un destino no buscado ni merecido. Incluso había esperanza en el reencuentro en una vida futura. Estaba claro que todo eso era producto de haber crecido en un hogar tan desequilibrado. Ella había encontrado el modo de darle sentido a todo en su historia y está claro que este era el único modo que hacía que todo sea creíble. Se quedó en oración un momento y luego, cuando un enfermero iba con la medicina él aprovechó para ir a por un café. Al subir se topó con Héctor que llegaba en el ascensor y lo llevó a la sala para hablar con él y darle consuelo. No había pasado mucho tiempo cuando se escuchó una carrera de enfermeros y médicos por el pasillo. María había robado unas tijeras al enfermero y se había suicidado. 

- Al final, terminó su vida como su madre.- Dijo Miguel.
- No Padre, al final terminó con la mía.- Contestó Hector.


5 comentarios:

  1. Grandes debates se podrían abrir sobre el bien esperado y el mal certero, se puede tener fe en Dios o ser ateo, pero ignorar que hay demonios viviendo entre nosotros es de ilusos. Magnifica historia.

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  2. Gracias Carlos, aunque yo no creo en demonios, prefiero pensar que Dios los mató a todos, incluso al diablo,y que al final todos nos vamos al cielo, algo así como la LOGSE con la promoción automática jajaja.

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  3. Deseo que nunca la maldad te roce, que sea tu vida feliz, y ajena al pecado te proteja el bien cada jornada que comience y cada noche dulces sueños adornen tu descanso. Besosos.

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  4. la verdad no suele ser blanca o negra, me gusta el hecho de que cada personaje desarrolle su propia verdad, en realidad a todos nosotros nos pasa igual que a estos protagonistas, nunca acabamos de entender el mundo porque nos falta parte del guion de los demas. eso forma parte de la condicion intrinseca de nuestro universo inconcluso. me ha gustado mucho tu relato y tu forma de ver el alma de los hombres...

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  5. Me ha encantado eso de "nos falta parte del guión de los demás" es verdad, tenemos nuestras líneas pero no sabemos lo que vendrá, ni el entramado mismo de la historia.
    Ha sido una divertida experiencia estas entregas, empezaré con otra el lunes que viene :)

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