Memorias

Con el tiempo el recuerdo es menos y la sensación es más.

jueves, 7 de octubre de 2010

FREUD ¡ME FALTA OTRO YO! (Primera parte)



Freud explicó la psique humana mediante el aparato psíquico. En esencia lo forman tres elementos, el Ello, el Yo y el Súper Yo.


El Ello preserva el principio del placer, demanda que se satisfagan de forma inmediata las necesidades o deseos. El Yo funciona con el principio de realidad, busca satisfacer el deseo en cuanto encuentra con qué hacerlo y representa, hasta cierto, punto la razón. 







El Yo suele encontrar en el mundo externo obstáculos y ayudas para conseguir sus objetivos y con el tiempo, ese registro de cosas a evitar y de estrategias para conseguir, es lo que se convierte en el Super Yo. 


El Super Yo tiene dos aspectos, la consciencia y el ideal del Yo. Así, castigos y advertencias forman la consciencia, y recompensas y modelos positivos forman el ideal del Yo. Vivimos una lucha constante entre el Ello, que desea, y el Super Yo, que lo frena, con el Yo de por medio.
Esto es simplificando mucho. Si quiero entender mi aparato psíquico he de analizarlo y sentirme cómoda con los términos usados; por ello los describo como creo que son en mí, pues últimamente me está molestando un elemento nuevo que no encaja en ninguno de los tres.
Empezaré por mi Ello, ese buscador insaciable de placeres, que para mí que es una lagartija, básica, práctica, que sabe lo que quiere y se mete por la rendija que puede para conseguirlo. Es una lagartija salida que en cuanto mi Yo se duerme acampa en mis sueños declarando la guerra a mi Super Yo. 
Los sueños suelen ser muy variados, y me gustaría inventarme un alias para contarlos sin ningún pudor, pero luego pienso, si ya estamos mis tres Yo, más yo misma que se supone soy el conjunto de ellos sumados, más el cuarto Yo que creo está faltando en la fórmula, inventarme ahora un alias... va a ser que no, mi memoria ram no da para tanto.
Mi Super Yo es una leona, y esto es un poco triste. Hacen todo el trabajo, cazan, crían, vigilan y lo que se ponga delante, sin embargo el León come primero y para ellas son las sobras; ojo, no digo que el Super Yo de todo el mundo sea una leona, sólo hablo del mío, cuando mi Super Yo me reprocha suele ser por no estar acorde a los cánones de la buena leona.
Yo sin mi Yo, sería una toalla zarandeada por el Ello y el Super Yo, de modo que le pondré a mi Yo la figura de mi animal favorito, el Búho. El búho amenaza con comerse a la lagartija y con sacarle los ojos a la leona, a mi me cuenta historias para brindarme tranquilidad, justifica mis reptiles deseos con Filosofía Vitalista, y mis castraciones con los Deterministas, y me lleva con cierto equilibrio por la realidad.
Se supone que con todo esto ya tendría todo el aparato psíquico completo, pero me falta un elemento que no tiene nombre y que se ha instalado en mi psique y es lo que me tiene dando vueltas a este asunto.
Puede ser que el Ello no sea una lagartija sino un grupo de lagartijas y lo que percibo que es algo distinto es sólo una lagartija psicópata que no sabe lo que es una leona y menos lo del búho, y que no se esconde en las rendijas de mi mente cuando aparecen éstos. De pronto veo, a la luz del día, a una la Leona vigilante, un búho atareado y una lagartija, ahí sin inmutarse, tomando el caliente sol de la realidad. También podría ser que esto tan distinto sea una lagartija que haya recorrido todas las posibilidades de placer en mi mundo onírico por su cuenta y riesgo y que ya nada le sorprenda ni entusiasme.
También cabe la posibilidad de que el Super Yo no sea una leona, sino una manada, y lo que percibo sea sólo una leona pasota, colocada o retardada, que pasa de andar haciendo guardia a las lagartijas y prefiere la contemplación del paisaje, lejos de agobios y culpas.
De lo que estoy muy segura es de que este elemento que percibo últimamente no es nada cercano a mi pobre Yo que ya tiene bastante haciendo el diario de caja. Sin embargo, está cada vez más invadiendo su espacio. Ese espacio de realidad consciente empieza a tener ruido.
Pensándolo bien, este nuevo elemento no puede ser una lagartija ni una leona pues ni busca placer ni el nirvana, ni quiere huir de la realidad, más bien es un yo desinteresado, abstraído del placer pero también del deber, un yo contemplativo que no necesita cumplir con los deberes de la buena leona para estar en la realidad, pero sí se quiere afincar en ella. 
Si no es una lagartija ni una leona, y cada día más está conviviendo con el búho ¿qué es? y, sobre todo, ¿cómo puede el búho manejar la economía de mi psique si no conoce esta nueva variable?
Este algo, creo, es un Yo moro al que hay que ponerle nombre pronto para que el búho pueda reorganizarlo todo. 

4 comentarios:

  1. OÑO!

    ¿tu duermes tranquila con tanto bicho merodeando?

    no, en serio interesante, pero no me atrevo a decir mucho más, creo que me perdí cuando apareció la manada.

    voy a leerlo otra vez.

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  2. oh no, si toda la animalada es para ponerlo más claro, a ver si con la segunda entrada que tengo medio armada se aclara mejor :S

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  3. Yo tb me enredé; pero, creo q medio lo entendí ya casi al final.

    De Freud no me quedó nada cuando lo 'dizq' estudié. :(

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  4. Este tema tiene tres entradas y la última queda abierta, me divertí mucho usando la teoría del aparato psiquico en una situación sui géneris

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