Estaba mirando mi muro en el Facebook, algo cotidiano para una extranjera, lo hago cada día casi a la misma hora, recorro las novedades de mis amigas y lo que las páginas, a las que les he dado mi me gusta, publican.
Tras un parpadeo ya no es mi face, no es mi muro de siempre, tengo delante un ordenador en blanco y veo otro muro, el que me hace ver mi Suyo, y como por un tobogán me deslizo y caigo de pie a 2 metros de una gran pared blanca, un blanco Led, ese blanco luz de nevera, miro hacia arriba, debe tener cuando menos 20 metros, tras el un cielo celeste, a los costados vida normal de ciudad, pero en su base sólo yo en la calle, una acera corriente, gris, hojas secas, nada tan impecable como ese muro. Mi muro está vacío, esa sensación me acongoja.
Por el filo de arriba empieza a bajar algo que parece ser un grupo de hormigas negras, un montón de ellas, todas en escuadra con sus escudos, como si de una estrategia militar se tratara, alguien ha dado la señal ¡avanzad!
A mitad de camino puedo ver su perfil, me doy cuenta de que no son hormigas, son letras, conforme van bajando veo que son párrafos escritos, y ya casi a mi altura reconozco mis emails, todos los que leo y escribo, lo que parecía ser unos escudos son fotos, miles de fotos, mis amigas con sus hijos, los perritos de la casa de mis padres, las lámparas que ha hecho Sofí para su nuevo hogar, el perrito nuevo de Mat, fotos de Chicago nevado, fotos de Miami y sus cangrejos, Octoberfest en Guayaquil, la última casa que vendió mi amiga Marcia en Manhattan y su cara feliz de ¿cuánta pasta crees que he ganado?
También veo las que he enviado yo, mi verano, la huelga en Madrid, mis perritos, lo que publico en el blog y ya todo parece ser una fiesta, mi muro es un graffiti lleno de colorido, ahora estoy viajando por cada surco del dibujo, subo surfeando y bajo esquiando y me encuentro de frente con mi Yo, el monitor muestra la página del face, mi muro.
No me he movido de aquí, no he dejado de fijar mi mirada en el monitor, no he dejado que mi imaginación vuele fuera de la realidad, he estado atendiendo todo el tiempo lo que hacía, la percepción de la realidad no se contamina, convive, se superpone como ventanas de un chat, esas que cuando alguien habla se pone delante y cuando vas a responder otra brincó y terminas diciendo al último que te habló lo que iba para el anterior, así es como sucede exactamente.
Si la percepción simplifica, ordena y configura la realidad ¿no podría ser que haya varias maneras de hacerlo y no sólo una? y sobre todo ¿puede tener uno más de una manera de hacerlo al mismo tiempo?
Preguntarse si puede existir simultáneamente dos percepciones de la realidad es lo mismo que preguntarse si puede existir dos Yo, el Yo de Freud y el Suyo mío.
Si esto fuese así, el valor de la realidad consensuada que nos marca nuestro YO (el búho) sería la realidad real, la de todos, la interpretación que damos todos con el lenguaje a los objetos.
La realidad del Suyo (mi pez) no es menos real, es una realidad particular, una interpretación no consensuada y puede que más pura, una realidad percibida sin intérprete, sin mediar palabras, simbólica pura, visceral, ancestral, emocional. Pero no es deseo, ni miedo, no es evasión, ni censura, ni es una proyección del ideal. Es realidad en presente, ocupa un momento en la vida misma.
Cuando era niña, un bebé, cuando aún no había aprendido el lenguaje, el Pez reinaba, debe ser por eso que aprendí a hablar muy tarde. No necesitaba hacerlo, mi hermano se encargaba de expresar lo que creía que yo quería y generalmente acertaba.
Intenté instintivamente conservar al Pez gobernando. Pero fue tanta la insistencia de mi micro círculo social que quería obligarme a expresar con palabras mi pensamiento, algo tan difícil como intentar pintar el arcoíris con sólo dos colores, que al final logró convertirme en una editora de mi mente.
El Pez dejó de gobernar y tal parece que fue exiliado a una neurona solitaria sin sinápsis posible. Empezaba la etapa del Búho.
El Pez dejó de gobernar y tal parece que fue exiliado a una neurona solitaria sin sinápsis posible. Empezaba la etapa del Búho.
¿Qué ha pasado ahora? ¿Por qué vuelve?
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